La azucarera de Portas fue uno de los motores industriales de esta localidad a comienzos del siglo XX y hoy es un claro ejemplo de cómo aprovechar los edificios históricos de un municipio para otros fines. Reclamo turístico y lugar de encuentro cultural, su gran chimenea es el símbolo principal del edificio.
La historia de la Azucarera
La Azucarera Gallega, fue construida en 1899, su primera producción fue en 1901. El nacimiento de esta fábrica fue la respuesta del estado español a la pérdida de la colonia de Cuba. Los empresarios del azúcar que estaban en Cuba creyeron rentable establecer en Portas, al igual que en otros puntos de España, su propia industria azucarera pero pronto se dieron cuenta de que esto sería un fracaso. En 1903 la azucarera de Portas echó el cierre ante la imposibilidad de aumentar la producción de remolacha para hacer azúcar. Esto, unido a la bajada de precios del azúcar de importación, hizo que la industria azucarera terminase quebrando.
A pesar de todo, en los primeros años la Azucarera de Portas fue el motivo de que el municipio tuviese su red propia de ferrocarril durante décadas para desplazar la maquinaria procedente de Alemania desde los puertos de Vigo y Vilagarcía de Arousa hasta la propia fábrica. Tras su cierre el edificio fue abandonado durante casi un siglo.
Todavía hoy se conservan perfectamente los muros de la vieja fábrica y la enorme chimenea de 60 metros de alto que se puede ver desde muy lejos por su tamaño y altura. Es precisamente lo llamativo de esta estructura que este es uno de los principales reclamos turísticos de Portas. En cuanto al ramal del tren que llegaba hasta allí, fue bien aprovechado y estuvo en uso durante muchos años como parte integrada en el tejido ferroviario gallego.
La nueva vida de la Azucarera
El edificio estuvo en desuso durante años, hasta que el ayuntamiento compró las instalaciones para rehabilitarlas, conservando la edificación original y dándole un uso socio-cultural y lúdico al recinto. En la actualidad en la Azucarera se encuentran el centro de día, una guardería pública, una sala de exposiciones, una cafetería, un auditorio y hasta una serie de instalaciones deportivas.
En la chimenea ahora podemos disfrutar de un estupendo mirador desde el cual podemos ver varios municipios cercanos como Vilagarcia de Arousa, Caldas de Reis, Barro y Meis, por donde transcurre el Camino Portugués. Para llegar hasta arriba se puede hacer por un ascensor o, para aquellos en buena condición física, hacerlo por unas escaleras en espiral que rodean toda la estructura.
En el año 2020 se inauguró una ruta de senderismo verde que recorre todo el camino en el que antes estaba la vía del tren hasta portas. La vía verde do Salnés parte desde Vilagarcía de Arousa, cerca del Pazo de Rubiáns y tiene su otro extremo en la Azucarera de Portas. En total son más de 9 kilómetros de paseo.