A Ferrería es un lugar de historia rica y aguas termales que aún conservan su encanto a pesar del paso del tiempo. Situado en O Incio, en la confluencia de dos valles que dan forma al Rego do Antiguo y al Rego dos Lameiros, este pequeño rincón es un tesoro entre la naturaleza gallega.
El balneario
El Gran Balneario de A Ferrería, construido en 1892 gracias al impulso del Conde de Campomanes, es un testimonio del esplendor pasado de este lugar. Dentro del recinto del balneario, se encontraba una capilla barroca que añade un toque de historia y esplendor arquitectónico.
Durante las primeras décadas del siglo XX, este balneario alcanzó su apogeo, atrayendo visitantes en busca de las propiedades terapéuticas de sus aguas. Sin la Guerra Mundial y la Guerra Civil, trajeron consigo un declive para el resurgimiento mineral de A Ferrería que también afectó a otros balnearios en Galicia. La decadencia y el abandono se convirtieron en su destino.
Hoy en día, solo nos encontramos con los recuerdos de un pasado glorioso: los restos del antiguo balneario levantado a finales del XIX. Esto sigue así a pesar de que a finales del siglo XX se inició un esfuerzo por reconstruirlo y revitalizar el turismo termal en la zona. Lamentablemente las obras se detuvieron echando por tierra cualquier posibilidad de renacimiento. En la actualidad solo se puede contemplar la estructura.
Las aguas
La fuente medicinal de A Ferrería, ubicada a 1,5 kilómetros del núcleo urbano, despide aguas ferruginosas bicarbonatadas cálcicas magnésicas, abundantes en hierro y que brotan a una temperatura de 10-11º. Estas aguas son recomendadas para tratar anemias, afecciones digestivas e incluso el estrés.