El barrio judío de Ribadavia es uno de los símbolos sin duda de este municipio ourensano. Los judíos se asentaron en la villa en el siglo XI y desde entonces la comunidad se fue asentando en Ribadavia en siglos posteriores hasta ser en el XIV la mitad de los habitantes de la ciudad, unas 1.500 personas.
La historia judía en Ribadavia
Ribadavia fue elegida como capital del reino de Galicia en el año 1065 bajo el mando del rey García. Esta fecha es la que los historiadores marcan como de referencia para el establecimiento de las primeras poblaciones de judíos en la villa, pues las posibilidades que la capital les proporcionaba eran básicas para un crecimiento y expansión tanto de su comunidad como de la propia Rivadavia.
Pese a la pérdida de la capitalidad en pocos años, la población judía en la villa estaba ya asentada y el crecimiento del pueblo estaba en pleno proceso ascendente. Así, los judíos fueron consolidándose y creciendo en perfecta comunión con el pueblo cristiano y en los siglos XII y XIII la comunidad fue creciendo y conviviendo llegando, como hemos dicho anteriormente, a ser casi la mitad de la población para el siglo XIV o combatiendo juntos contra las invasiones como la de las tropas inglesas lideradas por el duque Lancaster.
El crecimiento de todas las partes era posible gracias a las posibilidades comerciales de una villa situada cerca de monasterios importantes como los de San Clodio o Melón, así como todo el comercio que se generaba en torno al vino Ribeiro que se daba en la zona y que ya llegaba a ciudades de toda Galicia y el Norte de la península. Las actividades comerciales y artesanales eran la principal atención de la comunidad judía, así como algunas profesiones relacionadas con la atención y servicio nobles y reyes.
La expulsión de los judíos de España dictada por los Reyes Católicos a finales del siglo XV fue la que puso fin a la comunidad en Ribadavia. Muchos decidieron abandonar la villa y otros optaron por convertirse al cristianismo para no abandonar sus casas, aunque mantenían el culto judío en secreto.
Un paseo por el barrio judío
Recorrer las calles vinculadas al pueblo sefardita es dar un paseo por unos caminos estrechos y llenos de historia en los que todo se salpica de casas de piedra de una o dos alturas, palacios o espacios de hornos y tahonas en los que hoy todavía se elaboran dulces siguiendo la tradición judía. La Tahona de Herminia es la que hace posible probar estos dulces en su tienda-museo que es parada indispensable en una visita a Rivadavia.
Para entender el peso y el poso dejado por el pueblo judío en Ribadavia es importante hacer nuestra primera parada en el Centro de Información Judía de Galicia. Éste se encuentra en el Pazo de los Condes, un antiguo palacio situado en la Plaza Mayor de Ribadavia y que fue residencia de los condes de la villa desde el siglo XVII. La Casa de la Inquisición, ubicada en la calle Jerusalén, es otra parada obligatoria para entender la historia sefardita en Galicia. Es además un edificio singular con un patio interior renacentista que merece la pena la visita.
El paseo no será completo si no se pasa por la calle Merelles Caula, la que en su día fue calle de la judería y el principal barrio de actividad y concentración de sefardíes. Se trata de una calle que nos recuerda a siglos atrás por su estructura medieval y en la que se cree que estaba situada la vieja sinagoga. En la Plaza de la Magdalena termina el paseo, pues en esta encontramos la Porta Nova de Abaixo, un arco que delimita lo que era el barrio judío de la época. Todo está perfectamente señalizado e indicado con azulejos en las calles.