La batería militar J3 se encuentra en Monteferro, una pequeña península situada en la parroquia de Panxón, en Nigrán. Estas instalaciones militares hoy en desuso fueron levantadas tras la Guerra Civil española como una forma de defensa de la Ría de Vigo.
Instalaciones
La batería Militar J3 de Monteferro cuenta con hasta 3 cañones del tipo Munaiz Argüelles 150 mm Tr L/45 de tiro rápido. Por este motivo se conoce la zona como los cañones de Monteferro. Los cañones están completamente fabricados en acero y tienen una apertura de cañón de 15 centímetros. Son cañones de más de 6 toneladas de peso que eran capaces de disparar a más de 13 kilómetros de distancia.
El recinto militar se complementaba con la presencia de un búnker de seguridad, un polvorín y algunos edificios auxiliares, así como garitas de vigilancia a los extremos.
Existe la voluntad, todavía pendiente de una ejecución, de aprovechar los edificios hoy ruinosos para la creación de un Centro de Interpretación en el futuro.
Historia de la batería de Monteferro
La batería militar J3 fue instalada en los años 30 en la ladera noroeste de Monteferro como un punto perfecto para vigilar la costa. El propósito de esta instalación de defensa costera era estar preparados para cualquier tipo de invasión por mar en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
Para ellos se colocaron los cañones a lo largo de la línea costera, las diferentes instalaciones para la vida de los militares destinados y el almacén de munición y materiales diversos. Estos cañones no eran nuevos, sino que llegaron desde diferentes puntos de Galicia. Por este motivo alguno de los cañones de Monteferro tiene más de un siglo de vida a pesar de apenas llevar algo más de medio en su actual ubicación.
La batería se encuentra hoy en estado ruinoso tras ser abandonada en los años 60. Actualmente la zona ocupada por la antigua instalación militar está cedido a la Comunidad de Montes de Monteferro y los caños fueron donados como elementos de ornamentación, al menos la mayor parte de los que estaban instalados en la batería, ya que otros cambiaron de destino.
Como una manera de preservar este pedazo de historia que tiene que ver con Nigrán y con el conflicto bélico español y europeo, se realizó en el año 2017 una intervención en uno de los cañones, el número 32. Se trató de una acción artística de pintado de uno de los cañones dados de baja para así protegerlo de la corrosión y darle un aspecto de menor abandono.