En el municipio de Teo, a orillas del río Ulla y cerca del puente medieval de Pontevea, se encuentra la Burga de Xermeade, un manantial termal con una historia fascinante y un entorno natural privilegiado.
Aguas con propiedades terapéuticas
Rodeada por un paisaje idílico de robles centenarios, alcornoques y vegetación de ribera, el entorno de la Burga de Xermeade forma parte de la Red Natura 2000, lo que garantiza su protección y conservación. Hoy, además de ser un lugar perfecto para disfrutar de un baño relajante, invita a pasear y conectar con la naturaleza.
La Burga de Xermeade es conocida por sus aguas sulfuradas, que emergen a una temperatura constante de 15ºC. Estas aguas, famosas por sus propiedades terapéuticas, han sido utilizadas desde hace siglos para tratar afecciones reumáticas, problemas de piel, enfermedades oculares e incluso dolencias hepáticas.
Su caudal alimenta una fuente de un solo caño que desemboca en un estanque circular de piedra, donde hasta 24 personas pueden disfrutar de un relajante baño al mismo tiempo.
El origen exacto del manantial es incierto, pero su uso medicinal se remonta al menos a dos siglos atrás. Según cuentan las leyendas locales, fue un sacerdote quien, tras beneficiarse de las aguas para curarse de una grave dolencia, decidió construir la fuente y el estanque para que todos pudieran disfrutar de sus bondades. Con el tiempo, este lugar atrajo a visitantes de toda Galicia, especialmente durante los siglos XIX y XX, convirtiéndose en un popular destino turístico y de ocio.