Ermitas y capillasA orillas del río Miño, en el municipio ourensano de Ribadavia, nos encontramos con la ermita de San Xez de Francelos o San Ginés de Francelos en su nomenclatura en español. Se trata de una austera y sencilla capilla visigótica que formaba parte de un antiguo monasterio medieval del que hoy nada se conserva. El templo fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1985 y Monumento Nacional en 1951.
Una reconstrucción del siglo XVI
El origen de la capilla de San Xes de Francelos es mucho anterior a todo lo que hoy podemos ver y visitar, pues el resultado de lo que hoy se encuentra en Ribadavia no es que lo que queda después de múltiples reconstrucciones que han ido poco a poco alterando la estructura y forma de la capilla original prerrománica.
Lo que hace especial a esta capilla cuya última reconstrucción importante data del siglo XVI es el hecho de que fueron utilizados restos del antiguo monasterio prerrománico para ser levantada. En excavaciones y estudios hechos con posterioridad se descubrió que el viejo edificio no se encontraba exactamente ubicado en el mismo lugar que hoy ocupa la capilla de San Xes y los viejos cimientos del monasterio prerrománico bien podrían estar en el lugar que hoy ocupan las vías del tren cercanas al templo.
El edificio consta de una sola nave y tiene unas medidas pequeñas de poco más de 8 metros y medio de alto por casi 6 de ancho. El tejado es de madera a dos aguas y cuenta con muros de piedra que llevan insertados los elementos del viejo edificio prerrománico antes citado.
En la fachada del edificio dos son sus elementos destacados. En primer lugar, la celosía, con una decoración muy dispar en la que se distinguen dos flores de ocho pétalos rodeadas por tres pequeños arcos de herradura. Se cree que su construcción pudo tener influencias del arte mozárabe. Otro de los elementos destacados es el arco de herradura de influencia visigótica y las dos columnas que flaquean la puerta, con capitales corintios y dos escenas bíblicas a los lados. La fachada principal cuenta con un atrio abrigado por una cubierta que fue añadida con posterioridad y que descansa sobre dos pilares.
Si accedemos al interior del templo, los elementos más destacados del mismos son los dos frescos barrocos que se encuentran a ambos lados del altar. El retablo también es barroco.
Historia difusa
Como ocurre generalmente con buena parte de los edificios prerrománicos, la historia relativa a este edificio está algo borrosa. Existen pocas pruebas documentadas que daten la construcción de la original iglesia prerrománica, por lo que las pruebas de su existencia son solo visibles por las piezas incrustadas en sus muros.
Sí hay referencias en algunos escritos que hablan de un monasterio del siglo IX que bien podría identificarse con el de Francelos y algunos escritos del año 986 ya hablan del viejo monasterio de Francelos en un documento de donación al Monasterio de San Salvador de Celanova.
