El municipio de Pontecesures tiene en la capilla de San Xulián de Requeixo uno de su más importante templo religiosos. El templo está próximo a la desembocadura del río Ulla, al margen izquierdo del curso fluvial en su encuentro con la ría de Arousa. No debe confundirse con la iglesia de San Xulián, de más reciente creación.
Origen románico
La capilla de San Xulián tiene su origen en la época en la que el estilo románico era el dominante. Fue mandado construir en el año 1116 cuando Diego Xelmírez era obispo de la diócesis de Compostela. La vieja iglesia quedó relegada a capilla a partir de finales del siglo XIX, cuando se levantó un nuevo templo en la parroquia.
A lo largo de su amplia historia que supera ya los 9 siglos esta capilla ha ido pasando por diferentes modificaciones y arreglos que al alterado en parte su fábrica original. En restauraciones y obras ejecutadas en ellas han ido descubriendo partes de su historia que tienen gran valor arqueológico. Un ejemplo son las aras que aparecieron en el año 1918, cuatro en total, de la que una se sabe que estaba dedicada a Júpiter y otra ofrecida a los Lares.
El cementerio parroquial forma parte del entorno de esta capilla, algo bastante habitual en los templos de la zona del rural en Galicia.
Sin ábside
La capilla cuenta con una sola nave y carece de ábside. El interior es sobrio, con la cubierta interna de madera a dos aguas.
Desde el punto de vista arquitectónico esta capilla llama la atención por la gran torre que le da altura en el margen sur de su fachada principal, una torre campanario de dos cuerpos que corona a una fachada austera de piedra. La fachada principal no es la original y en el centro se encuentra la portada en arco de medio punto y un óculo pequeño sobre ésta. En la parte alta de esta fachada vemos también la imagen del santo que da nombre al templo, San Julián, en una pequeña escultura de piedra puesta en una hornacina. Corona esta fachada una cruz de piedra sencilla y un pináculo con bola a su derecha.
En la pared sur del edificio vemos también una colección de canecillos, una docena en total, que se mantiene de la fábrica románica. El muro opuesto está más alejado de lo que era la iglesia original y en el vemos una sencilla portada con dintel y dos vanos.