En Val do Dubra, a pocos kilómetros de la capital gallega, se encuentra el Castelo de Portomeiro, un lugar que combina historia, arqueología y un entorno natural único. Este asentamiento, situado en un estratégico promontorio rodeado de pendientes, ofrece vistas panorámicas del valle del Tambre al sur y del valle de Portomeiro al norte.
Sobre un poblado castrexo
El Castelo de Portomeiro tiene sus raíces en la época altomedieval, entre los siglos IX y X, aunque la zona ya tiene su historia al haber sido levantada la fortaleza sobre un yacimiento castreño mucho más antiguo, que data del siglo II a. C. Su ubicación privilegiada y su pasado lo convierten en un destino imprescindible para los amantes de la historia y los paisajes gallegos.
El recinto fortificado cuenta con una muralla que rodea un espacio de unos 3.500 metros cuadrados, reforzada con bolos de granito que servían como puntos de vigilancia. Durante las excavaciones se identificaron estructuras de gran relevancia, como una puerta de acceso en la muralla y varios edificios construidos en granito. Destaca un complejo central con patio y dependencias anexas, que sugiere una organización jerárquica en su interior. Además, otros edificios, como una cocina-almacén y una construcción en forma de L adosada a la muralla, reflejan el ingenio de sus antiguos habitantes.
Las investigaciones recientes, realizadas por el equipo de la Universidad de Santiago de Compostela dentro del proyecto Castelos no Aire, han sacado a la luz interesantes hallazgos que nos permiten comprender mejor este tipo de fortificaciones, aún poco conocidas en Galicia. La función del castillo iba más allá de la defensa: controlaba las fértiles tierras agrícolas y el paso del río Tambre, jugando un papel crucial en la reorganización del territorio tras el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago.