En el municipio de Samos se encuentra un tesoro arqueológico fascinante: el Castro de Formigueiros. Este sitio histórico es un vestigio de la Edad del Hierro, enclavado estratégicamente en una zona elevada, rodeado por exuberantes bosques y en las cercanías del río Sarria.
A casi 800 metros de altura
Este antiguo poblado fortificado a 785 metros de altura está compuesto por una variedad de estructuras circulares y rectangulares. Estas edificaciones, que incluyen viviendas, almacenes, talleres y espacios comunes, evidencian la complejidad y la organización de la comunidad que habitó este lugar ancestral.
Las ruinas revelan fragmentos de muros construidos con piedra y barro, así como vestigios de pavimentos de lajas. Este enclave está resguardado por una muralla que se extiende por unos 300 metros y cuenta con dos entradas principales, una al norte y otra al sur. La muralla se refuerza con torreones y está acompañada por un foso exterior, elementos que atestiguan su función defensiva.
Este castro ha sido objeto de múltiples campañas de investigación han desvelado aspectos significativos sobre la historia y la cultura de los habitantes de este asentamiento. Se estima que el castro estuvo habitado desde el siglo IV a.C. hasta el siglo I d.C., cuando su abandono fue resultado de la presión ejercida por la romanización.
Los vestigios arqueológicos revelan un modo de vida basado en la agricultura, la ganadería, la metalurgia y el comercio. Los hallazgos incluyen cerámicas, monedas, armas, joyas, herramientas y restos de animales y plantas. Además, el lugar presenta evidencias de rituales religiosos, como un altar de piedra y estelas con inscripciones enigmáticas.
Abierto al público, este sitio puede ser visitado con guías especializados que ofrecen relatos detallados sobre este enclave singular. Además, forma parte de la ruta de senderismo PR-G 178, que atraviesa los puntos de interés del municipio de Samos.