La ciudad de Vigo es también reconocida como la ciudad olívica por algo. Y esto es debido al gran y antiguo ejemplar de olivo que se encontraba originalmente en el atrio de la iglesia de la Colegiata de Santa María.
Emblema de la ciudad
El Olivo frente a la Colegiata es un símbolo de Vigo y por ello forma incluso parte del emblema heráldico de la ciudad. Fueron los Caballeros Templarios los que lo plantaron cuando estos regían esas tierras.
Desgraciadamente para la historia viguesa, hoy no quedan restos de aquel centenario ejemplar, pero sí quedó una vieja costumbre de plantar un olvido en algunos atrios de iglesias de la localidad, algo que vemos por ejemplo en la iglesia románica de Coruxo. El Olivo de Vigo fue retirado al levantarse la iglesia actual. Desde el 2016 hay otro olivo que fue plantado en el lugar.
Nueva vida
Pero de aquel viejo árbol surgió una nueva vida. Y es que un vecino ilustre con casa en el centro de la ciudad (lo que hoy vendría a ser la Puerta del Sol) se encargó de recoger una de las ramas del centenario olivo y plantarla en su huerto. La rama plantada por Manuel Ángel Pereyra creció y se convirtió en un nuevo y lustroso árbol que, con el paso de los años y fruto del desarrollo urbanístico vigués, cambió su emplazamiento al actual Paseo de Alfonso XII.
Hoy el árbol de 200 años está protegido por una reja de hierro y cuenta con una plaza de bronce en la que se lee: "Dentro de esta verja, ofrenda de los vigueses a su árbol simbólico, queda hoy depositada por ellos la promesa firme de su amor, de su lealtad y de su abnegación por la ciudad amada. 14-agosto-1932.".