En el municipio de Camariñas, alojado en un entorno natural de poderosa presencia y valor medioambiental y en pleno corazón de la Costa da Morte, se encuentra situado el Faro de Cabo Vilán. Una construcción de finales del siglo XIX que vino a sustituir a uno medio siglo anterior a él. El faro se antoja como más que necesario en una zona de peligroso acceso por mar. No en vano, la Costa da Morte gallega lleva este premonitorio nombre por algo.
¿Cómo es el faro de Vilán?
El Faro de Cabo Vilán fue inaugurado en el año 1896, tiene 25 metros de altura construidos sobre un peñasco de 130 metros sobre el nivel del mar, sus características hacen que tenga un alcance de 40 millas, convirtiéndose así en el primer faro de funcionamiento eléctrico en España. El faro, construido en cantería, tiene planta octogonal y está unido mediante un túnel a una segunda construcción de planta cuadrada que guarda en su interior un patio y que cuenta con dos alturas y varias dependencias en su interior. En su origen estaba destinado a ser la vivienda de los fareros y sus familias.
El faro vino a remplazar a uno anterior, concretamente del año 1854, que funcionaba con vapor y tan sólo se podía avistar a 10 millas, algo insuficiente en esta peligrosa costa que se encuentra rodeada de una zona de especial atractivo paisajístico, declarada Sitio Natural de Interés Nacional en 1933.
Este faro es hoy en día el principal reclamo turístico del municipio de Camariñas y se aprovechan sus dependencias como sede de museo que actúa como Centro de Interpretación de los Naufragios de la Costa da Morte y que es también el Museo de los Faros de Costa da Morte. Además, hay también una sala de exposiciones temporales. La entrada es gratuita y cuenta con una cafetería. Los horarios de visita son de lunes a domingo de 11 a 14 y de 16 a 19 horas.
Una desgracia marca su nacimiento
La causa que llevó a la construcción del nuevo faro, fueron los numerosos naufragios que se produjeron en la zona, pero el más significativo fue el buque inglés Serpent que se hundió en el año 1890 con 175 pasajeros a bordo, de los que tan solo se salvaron tres. En memoria de este naufragio se llevó a cabo la creación del Cementerio de los Ingleses. El naufragio posterior del Tinacria en 1893 sirvió para acelerar aun más el proyecto del nuevo faro, que llevaba proyectado desde el 85.