FarosEl Faro de Laxe, llamado así por estar localizado en la población costera de Laxe, es una sencilla construcción del año 1920 que luce al final del cabo como una alta torre de color blanco.
Hermanos gemelos
El Faro de Laxe se levantó, como ya hemos dicho, en el año 1920 como hermano gemelo del faro de Punta Roncudo. Son dos faros que sirven a las embarcaciones para tener una luz de referencia en la oscuridad de la noche para ubicarse en la entrada de la Ría de Laxe e Corme.
El de Laxe se trata de una torre de 11 metros de altura que se levantó sobre una loma de 50 metros y que a lo largo de los años ha ido modernizándose y hoy cuenta con una luz blanca que emite luces por destellos cada 20 segundos y que es visible a un alcance de 22 millas desde que fue mejorada su luz en el año 1996.
Una cruz de piedra situada en las rocas muy próximas al faro recuerda las catástrofes marítimas de esta costa, en concreto la del barco de Playa de Arnela que naufragó en el año 1972.
Un entorno impresionante
Una visita al Faro de Laxe es mucho más que ver de cerca la torre, es disfrutar de las vistas del entorno y de sus acantilados en una zona protegida y con valor desde el punto de vista ornitológico, pues el Cabo de Laxe cuenta con la clasificación de Área de Importancia para las Aves.
Hay una ruta peatonal que recorre el entorno del cabo. Es un sencillo sendero que se traza en menos de dos horas y tiene una longitud de 4600 metros. Está perfectamente señalizada y pasa por el litoral Este del Monte da Insúa, por el propio faro para volver por la zona oeste de la montaña.
La zona está preparada para las visitas y se puede llegar fácilmente hasta el faro por una carretera que lleva directamente hasta él y que termina en un pequeño aparcamiento. Hay también en la zona un mirador para disfrutar de las vistas al mar y un área recreativa para sentarte en sus mesas, dispuestas de tal forma que recuerdan a un antiguo poblado castrexo.
La curiosa disposición de las mesas y los bancos de piedra de la zona no son la única licencia artística del lugar, pues en este mirador se encuentra desde el año 2010 una obra de la artista Iria Rodríguez que se conoce con el nombre de A Espera. Se trata de una escultura que representa a una mujer con un bebé en sus brazos y mirando hacia el mar, como esperando por alguien que debe llegar en una embarcación.
