FarosEl Faro de Punta Cabalo está ubicado en la Illa de Arousa. En una construcción de mediados del siglo XIX y actualmente, tras una obra de rehabilitación, se ha convertido en uno de los restaurantes más singulares de la zona. Las labores de restaurante las compagina todavía con la emisión de luz, pues el faro está automatizado desde hace un siglo.
Los inicios del Faro
El faro de Punta Cabalo fue levantado en el año 1852 y el ingeniero Celedonio de Uribe fue el responsable de supervisar los trabajos de construcción. Era el principal faro de la isla y, como nota curiosa, también uno de los más pequeños de Galicia. Fue inaugurado el mismo día que otro de los faros más significativos de las islas de las Rías Baixas, el de la Illa de Sálvora, un 19 de octubre de 1853.
El faro se encuentra en la zona noroeste de la Illa de Arousa, bien asentado sobre una zona rocosa. Con el paso de los años su estructura y funcionalidad fueron cambiando, sobre todo en lo relativo a su forma de emitir la luz guía para los barcos. El faro estuvo habitado hasta el siglo pasado, por lo que los fareros que lo atendían residían junto a sus familias en el edificio cuadrado y blanco anexo a la torre. Es por eso que medio siglo después de su levantamiento se decidió construir una estructura de metal alrededor de la torre para poder acceder a la linterna. Si bien es cierto, hoy en día esta estructura ya no existe como tampoco las residencias de los fareros, que se jubilaron en 1924 tras la automatización del alumbrado del faro.
Rehabilitación y nueva vida
La retirada de los fareros que habitaban la estructura y la automatización del faro supuso un deterioro y abandono del Faro de Punta Cabalo, al que solo se debía acudir para revisiones y mantenimientos. Para preservar el edificio y darle una nueva vida, se decidió buscar una nueva vida al faro, que hoy en día siguen funcionando como tal y emite una luz visible hasta a 10 millas náuticas.
La nueva vida del edificio principal la ocupa ahora un restaurante singular que ofrece productos locales y de mar desde un lugar idílico desde el que se pueden disfrutar de unas vistas maravillosas de la costa de la ría y del mar abierto. Esta nueva vida que lleva en marcha desde el 2007 ha hecho posible la rehabilitación del edificio, que ya cumple más de siglo y medio. El restaurante solo ha sido reformado por dentro, por lo que mantiene la fachada original del Faro y ofrece la oportunidad de tomar algo en su terraza entre las rocas que le den abrigo.
