El Hospital de Peregrinos del Concello de Monterrei es un antiguo edificio medieval, ubicado dentro de los muros de la majestuosa Fortaleza de Monterrei, en la provincia de Ourense, tiene una historia rica y una belleza arquitectónica que te dejarán maravillado.
Un regalo al Camino de Santiago
En el siglo XIV, Martín Paes y su esposa decidieron hacer una generosa donación al Monasterio de Montederramo: un hospital destinado a acoger y atender a los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago por la Vía de la Plata. Este noble gesto allanó el camino para la creación del Hospital de Peregrinos de Monterrei, que se convirtió en un faro de hospitalidad en una época en la que los viajeros dependían de la generosidad de otros.
Aunque el hospital ha experimentado numerosas renovaciones y expansiones a lo largo de los siglos, ha logrado conservar elementos originales de un valor artístico e histórico incalculable. Uno de los aspectos más destacados es su portada de piedra de estilo gótico, que adorna el muro sur del edificio. Esta impresionante obra de arte presenta un arco apuntado sostenido por tres arquivoltas, que descansan sobre columnas ornamentadas con capiteles decorados. El tímpano nos muestra a Cristo en Majestad, rodeado por los símbolos de los cuatro evangelistas, mientras que en el alfiz se representa la escena de la Anunciación y los escudos de armas de los nobles fundadores. Una inscripción sobre la portada revela la fecha de creación, que corresponde al año 1429.
Un vistazo al interior
El hospital presenta un diseño rectangular de dos plantas. La planta baja servía como sala de enfermos, con una bóveda de cañón apuntado y una chimenea que ofrecía confort a los viajeros necesitados. En la planta alta, encontrarás la capilla, que ostenta una hermosa bóveda de crucería y un retablo barroco que te transportarán a otra época. Hoy en día, el edificio cumple la función de albergue de peregrinos, con capacidad para alojar a 20 personas. Ofrece servicios esenciales como alojamiento, comedor y lavandería, brindando a los peregrinos modernos una cálida bienvenida, al igual que lo hacía en tiempos pasados.