La parroquia de San Bartolomeu de Rebordáns, en Tui, tiene en su templo de origen prerrománico uno de sus principales monumentos. Se sitúa a menos de un kilómetro en línea recta de la catedral de Tui.
Vinculada a la mansión de Tude
La actual iglesia de Rebordáns están relacionada con la mansión romana de Tude. La iglesia llegó a servir en su origen como catedral de Tui, concretamente entre los siglos XI y XII.
La iglesia fue construida encima de una necrópolis romana. Nació siendo iglesia vinculada a un monasterio que primero fue benedictino y más adelante dio techo a la orden de los agustinos hasta que lo abandonaron en el siglo XV.
Este templo tiene su relevancia histórica al ser el lugar en el que encontró acomodo el obispo Gelmírez en su regreso a Galicia con las reliquias robadas en Braga en 1102. También se cita este escenario como lugar de reunión para hasta dos concilios gallegos.
Origen prerrománico
La planta de la iglesia es bastante rara dada la antigüedad del templo, pues no eran habituales las plantas basilicales en aquel momento. Esto se explica posiblemente por las formas del templo, posiblemente visigótico, sobre el que se construyó la iglesia de Rebordáns. La iglesia fue levantada en sillería de granito, cuenta con tres naves con sus correspondientes ábsides y de su fachada principal llama la atención altura de su torre campanario, ubicada en el perfil izquierdo.
La iglesia actual conserva algunos de los rasgos del templo prerrománico del siglo XI que fue y podemos encontrar muestras de ello, por ejemplo, en sus capiteles historiados de rudo primitivismo. Cambia un poco la imagen general de la iglesia el ábside central, reconstruido en el siglo XII. Estas obras coincidieron en tiempo con el nombramiento de la iglesia de Rebordáns como sede episcopal, pero quedaron incompletas cuando arrancó la construcción de la iglesia de la colina de Santa María, es decir, la actual catedral de Tui.
La iglesia sufriría en siglos posteriores algunas modificaciones y reformas más que han hecho posible que llegase en el estado actual hasta nuestros días. Una de estas modificaciones que afectaron en gran medida a la estética del edificio fue el cambio del hastial de poniente que se realizó en el XVIII.
Dentro de la iglesia son de especial relevancia las pinturas murales que decoran la capilla mayor. Datan del año 1600 y fueron realzadas en el taller de los Serveira. Las tres naves que conforman el templo son más notables si estamos dentro, pues las pilastras de sección rectangular y las semicolumnas que dan sustento a los arcos formeros que sujetan la cubierta de madera a dos aguas permiten distinguir bien esta divisoria.
En las inmediaciones de la iglesia podemos destacar también la presencia de un cruceiro del año 1770.