En la localidad de Paderne de Allariz, provincia de Ourense, se encuentra la iglesia de San Pedro de Figueiredo, un templo que combina elementos del románico y el barroco. Este templo, situado sobre una ligera elevación, domina el paisaje y conserva un encanto histórico que atrae a los amantes de la historia y el arte.
Románico y barroco en armonía
La iglesia consta de una única nave y un ábside semicircular, precedido por un tramo recto. Para acceder a su atrio es necesario subir unas escaleras que conducen a una fachada principal sencilla pero cargada de detalles. Construida principalmente con sillares graníticos bien trabajados, destaca por su equilibrio y robustez, típico del estilo románico gallego. En el siglo XVIII, se añadieron elementos barrocos como la espadaña en la fachada occidental y la sacristía en el lado norte del ábside, enriqueciendo aún más su estructura.
El punto fuerte de este templo es su portada occidental, una obra maestra de la escultura románica. Formada por dos arquivoltas de medio punto decoradas con molduras, estas descansan sobre columnas con capiteles ornamentados con motivos vegetales que reflejan la influencia del taller del Maestro Mateo, creador del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago. Entre las figuras decorativas, destacan las hojas talladas con precisión y pequeñas esferas que añaden un toque dinámico al diseño.
En el interior, la iglesia presenta una estructura austera, donde el protagonismo recae en el arco triunfal que conecta la nave con el presbiterio. Este arco está decorado con molduras y bolas características del estilo románico tardío. La bóveda del ábside, aunque simple, realza la atmósfera de recogimiento y solemnidad.