El patrimonio arquitectónico e histórico de Tomiño se enriquece gracias a estructuras con la historia y la conservación de iglesia como la de San Vicente de Barrantes, testigo de casi un milenio de historia en este lugar. En la plaza al lado del templo hay un interesante peto de ánimas y está también situado el cementerio parroquial.
Ejemplo del románico
La iglesia de San Vicente de Barrantes es un claro ejemplo de lo es y ha sido el románico en Galicia, un estilo constructivo con presencia, en mejor o mayor conservación, de muchos templos y monasterios de la comunidad. En el caso de este templo de Tomiño nos remontamos hasta el siglo XII para referirnos a la fábrica original de una iglesia que primeramente formó parte de un monasterio mayor del que hoy ya no queda nada en pie y que era conocido como San Salvador de Barrantes.
Una inscripción en el muro norte del templo nos indica la fecha de 1139 como referencia a tener en cuenta en la fábrica de esta iglesia. De estilo románico y, por lo tanto, en pie desde la construcción original del templo son todavía el ábside y buena parte de los hoy muros laterales.
Precisamente este ábside es uno de los elementos distintivos de la iglesia. Internamente tiene una estructura semicircular, pero si lo vemos desde fuera la forma cambia, ofreciendo una imagen de dos cuerpos rectangulares escalonados y ubicados sobre tres rebancos también escalonados. El ábside se cubre con bóveda de cañón de cascajo en el tramo recto y bóveda de horno en el tramo semicircular.
La fachada sur está bien conservada y en ella podemos ver elementos románicos como el alero en nacela y sus seis canecillos con motivos diferentes (antropomorfos, zoomorfos y vegetales).
Dentro de la iglesia apreciamos un arco triunfal de medio punto sostenido por dos columnas entregas con capiteles de decoración vegetal. En el piñón podemos ver una trama de cruces de diferente tipología: latina, de San Andrés y lazos. También en el ápice del testero de la nave hay otra cruz tallada.
Modificaciones
Como ocurre con buena parte de los templos gallegos han llegado en buen estado hasta nuestros días, el templo ha ido sufriendo modificaciones a lo largo de los siglos. Quizás una de las más significativas es la que sufrió la fachada norte, hoy cubierta casi íntegramente por la sacristía.
Las principales modificaciones que ha sufrido la iglesia fueron en los años 1594 y a mediados del siglo XIX, momentos clave en la historia de la iglesia y suponen el resultado final de lo que hoy podemos ver en este templo de Tomiño.