La Iglesia de Santa Mariña de Pescoso, ubicada en el municipio de Rodeiro, es un interesante ejemplo del legado románico que salpica la región del Deza. Este templo, cuya primera mención documentada se remonta al año 852, nos transporta a épocas de esplendor medieval, donde la arquitectura y la espiritualidad se fundían en edificaciones únicas que han ido surgiendo por toda Galicia entre los siglos XII y XIII.
Templo de gran tamaño pese a estar incompleto
Lo que llama la atención de la iglesia de Santa Mariña de Pescoso, más allá de su antigüedad, son sus proporciones sorprendentes para un entorno rural. Originalmente concebida en el siglo XII con un diseño más ambicioso que nunca se completó, sus muros aún conservan vestigios de los planes iniciales. A pesar de las reformas que se llevaron a cabo en los siglos XVII y XX, incluyendo la adición de una sacristía y modificaciones en la fachada, la iglesia mantiene gran parte de su esencia original.
Su estructura, de nave única y ábside semicircular, está construida con sillería de granito, y en su exterior destacan los contrafuertes, las saeteras que iluminan el interior y los toscos canecillos que decoran los aleros. Cada uno de estos elementos refleja la influencia artística cisterciense y el entorno arquitectónico medieval de la región.
El interior es igualmente de gran valor. Una sencilla armadura de madera cubre la nave, mientras que el presbiterio y el ábside muestran bóvedas más elaboradas. Aunque las pinturas murales renacentistas que antaño decoraron sus muros ya no existen, su pila bautismal románica sigue siendo un atractivo notable. Tallada en granito, con decoración simbólica y un diseño que permite imaginar los rituales de antaño, esta pieza conecta el presente con el pasado de manera tangible.