La iglesia de Santa María de Pesqueiras se encuentra ubicada en Chantada y es uno de los templos que forma parte del conjunto de edificios religiosos que pueblan los valles de la Ribeira Sacra. En este caso en la ribera del río Miño y a los pies de embalse de Belesar. Está declarada como Monumento Nacional desde el año 1950.
Historia de la iglesia de Santa María de Pesqueiras
El nombre de esta iglesia monástica está relacionado con un arte de pesca, bastante extendido en la zona, denominada pesqueira o caneiro. Consistía en levantar muros de piedra en el río formando un entramado en el que se colocaban una especie de redes con las que se capturaba a diversas especies de río, destacando, entre ellas, la lamprea.
Los orígenes de este templo están difusos en la historia, pero se cree que su construcción puede datarse a finales del siglo XII o comienzos del XIII. En su monasterio residían las monjas benedictinas en régimen de clausura pero hoy no han llegado hasta nosotros restos de lo que fue la zona residencial del convento, solo queda en pie la iglesia. Las monjas residieron en el lugar hasta el año 1515 en el que se vieron obligadas a trasladarse a Compostela.
Una de las joyas de este templo era la imagen de Santa María de Pesqueiras, de gran valor artístico y que actualmente no existe. Esta talla se perdió en un fatal incendio en la iglesia nueva de esta parroquia a donde había sido trasladada. También desaparecida está una pila bautismal del siglo XII, debido probablemente a los saqueos que se produjeron en la iglesia.
¿Cómo es la iglesia?
Enmarcada por un preciado entorno natural con una carballeira centenaria próxima, la iglesia románica de Sta. María de Pesqueiras presenta la nave divida en dos tramos por sólidos contrafuertes y un ábside con arco triunfal. Los dos tramos de la nave están divididos por unas escaleras que otorgan dos alturas a la superficie debido a la adaptación de la construcción a las características del terreno en el que se levantó la iglesia. Esto dota de una mayor altura a la posición del altar.
De ella se puede decir que su planta sufrió modificaciones con el tiempo para añadirle al edificio la sacristía y otros elementos, algo inusual en las construcciones románicas de Galicia. La nave es rectangular, con ábside semicircular.
El techo es de madera, restaurado recientemente debido al derrumbe de una parte del mismo por la caída de ramas de árboles. El frente presenta una puerta circular y en el lateral una ventana de medio punto con columnas. La fachada actual es una reconstrucción posterior y no se corresponde de con la original.
En el interior son de especial interés las pinturas murales del siglo XVI, en las que se representan diversas escenas bíblicas como la Anunciación, la Resurrección de los muertos y el Juicio Final. Destacada es también la pila de agua bendita prerrománica.