La iglesia Castrense de San Francisco es uno de los símbolos religiosos de la ciudad de Ferrol. Se encuentra en la Calle Juan Sebastián Elcano, muy cerca de los jardines que llevan el mismo nombre y adosado al Parador de Turismo de la ciudad departamental.
Templo del siglo XVIII
La Iglesias de San Francisco se levantó a mediados del siglo XVIII, concretamente en el año 1757. La estructura fue construida encima de lo que entonces era el convento de San Francisco, un templo cuatro siglos anterior que fue levantado por Fernán Pérez de Andrade.
La planta del edificio es rectangular y de ella sobresale el lugar en el que se sitúa la capilla mayor y la sacristía. Cuenta con tres naves bien diferenciadas por los pilares toscanos que los separan. Sobre las naves laterales y deteniéndose en el crucero hay una tribuna abierta hacia la nave principal de la iglesia por medio de arcos carpaneles. La puerta principal de acceso al edificio está adintelada con un frontón semicircular. Como templo perteneciente al neoclásico, es un edificio simétrico que no cuenta con decoración exterior y el color banco de sus paredes contrasta con el de la piedra para darle una imagen pulcra y sobria.
Del interior del templo llama la atención su retablo, hecho por el escultor José Ferreiro, uno de los grandes artistas del neoclásico en Galicia. También es de relevancia la talla del siglo XVIII en honor a San Bárbara, quien es la patrona de los astilleros.
Una iglesia sin campanario
La iglesia de San Francisco tiene la particularidad de que es un templo sin torres ni campanarios. El motivo de tan llamativa ausencia de este elemento básico en tantas otras iglesias es que estaba proyectada la construcción de un observatorio astronómico por parte de la Marina y se pensó en la época que la presencia de esta altura en el templo podría obstaculizar la visibilidad de este edificio. Finalmente, nunca fue construido y la ciudad departamental se quedó sin campanario en su iglesia franciscana y también sin observatorio astronómico.
El observatorio formaría parte de un nuevo cuartel que facilitaría la transición de los militares desde el Esteiro hasta el Arsenal. La ubicación elegida para el edificio era el Campo de San Roque, lo que hoy es en el Ferrol actual el parque Reina Sofía.