IglesiasLa historia del municipio de Meira está unida al desaparecido Monasterio de la orden de San Bieito y San Bernardo. En el centro de la villa encontramos la iglesia del monasterio, se trata de una construcción de la época medieval con un representativo estilo en románico de la escuela de borgoña. Está declarada como Bien de Interés Cultural.
El Monasterio
El Monasterio cisterciense es de gran interés tanto por su belleza como por el servicio que presta la villa. Estaba formado por una planta baja y una altura adicional. Varias edificaciones de la localidad fueron construidas con piedras procedentes del monasterio.
Aunque existen referencias del siglo X que se pueden asociar a este monasterio, el primer documento escrito en el que se habla directamente de él es del año 1154. Fue un motor económico importante en la región hasta bien entrado el siglo XIV.
Ya en el siglo XVI el Monasterio siguió en crecimiento al unirse a la Congregación de Castilla y readaptarse como un espacio para la docencia y el conocimiento, ejerciendo como Colegio Mayor de Filosofía y Letras y funcionando como tal hasta la desamortización de Mendizábal, etapa que supuso el comienzo del fin del monasterio. Antes de ello, las tropas francesas también habían causando estragos en sus instalaciones en el contexto de la Guerra de la Independencia.
La iglesia
La iglesia de Monasterio de Santa María de Meira es el único de los edificios conventuales que se conserva hoy en día. Fue construida entre 1185 y 1225 y consagrada en 1258, a lo largo de diferentes etapas: la cabecera en 1185; el crucero entre el año 1200 y 1205; y las naves con la fachada central entre los años 1205 y 1225.
La Iglesia del Monasterio de Santa María de Meira, en un buen estado de conservación, está considerada como uno de los monumentos románicos de la escuela borgoña más interesantes de la zona. La iglesia de Meira se levanta sobre una planta de cruz latina, y destaca por sus cinco capillas. Con la marcha de los monjes quedó abandonado, pero hoy luce en su interior imágenes y retablos de gran interés.
Caracterizada por la austeridad propia de su estilo, la sobria fachada consta de una portada de arco de medio punto abocinado por cuatro arquivoltas con tres pares de columnas acodilladas que sostienen unos arcos de rica decoración vegetal, y está flanqueada por dos ventanas estrechas y alargadas. En ella se conserva uno de los pocos herrajes románicos existentes en la actualidad.
Sobre planta de cruz latina se levanta la iglesia con tres largas naves separadas por pilares compuestos. La nave central, de mayor anchura y altura, es de bóveda de cañón y se divide en nueve tramos mediante arcos fajones apoyados en columnas adosadas a los pilares. Por su parte, las naves laterales son de bóveda de arista, soportadas por arcos. La nave del crucero se cubre con bóveda cuatripartita, apuntada y de nervios.
Consta de tres cuerpos en cada brazo separados por un arco, dando lugar a tres capillas; la central sobresale en planta con un tramo recto y otro semicircular, y las laterales de planta rectangular y testero común.
