Los puentes romanos mejor conservados de Galicia
Descubre la majestuosidad de la ingeniería romana en Galicia a través de sus puentes. Desde el imponente Puente de Bibei a estructuras menos conocidas como el puente de Segade, pasando por estructuras romanas de la enjundia de las de Ourense o Lugo, hay muchos puentes romanos que debes conocer en Galicia.
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El río Bibei es el afluente más importante del Río Sil. Transcurre por el ayuntamiento de A Pobra de Trives, formando estrechos valles. Sobre este río los romanos construyeron un puente, Ponte Bibei, necesario para una de las calzadas romanas principales como es la Via Nova. Se trata de un imponente puente de 22.5 metros de altura y que fue levantado durante el segundo siglo de nuestra era y que declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional.
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El Puente de la Cigarrosa es un puente romano-medieval de cinco arcos asimétricos, situado sobre las aguas del río Sil, entre Petín y A Rúa. La construcción romana, de la que quedan pocos restos hoy en día, data del siglo I d.C. El Puente fue reconstruido después en el año 1577 y es de esta etapa de la que se conserva la mayor parte de la estructura, que no obstante fue objeto de mejoras y refuerzos hasta nuestros días. El puente actualmente es exclusivamente peatonal.
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El puente viejo de la ciudad de Ourense denominado Ponte Vella, que fue construido en la época romana, es una de las principales señas de identidad de la ciudad. Mide 370 metros de largo por 5 de ancho y desde el año 1999 es totalmente peatonal. Este puente ha sido declarado monumento histórico-artístico el siglo pasado.
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El puente romano de Lugo, una de las construcciones más antiguas de la ciudad. Lugar ideal para pasear, hacer deporte y relajarte. Rodeado de naturaleza y caminos de senderismo, este puente se levantó en el primer siglo de nuestra era y fue sufriendo modificaciones a lo largo de los siglos. Mide más de cien metros de largo y actualmente es totalmente peatonal tras los últimos trabajos de reforma concluidos en 2014.
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Antiguamente pasaba una vía romana por este lugar y originariamente data del siglo I, aunque la construcción actual que vemos hoy en día es una remodelación hecha en 1729. También es conocido puente de A Baxe y está construido sobre el río Umia. Desde el puente, al cual se accede a través de unas escaleras de piedra, se puede ver el río Umia que cruza y las ruinas de la fábrica de la luz.
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El Ponte Navea es un puente de origen romano y posteriormente modificado en la Edad Media que comunica los municipios de A Pobra de Trives y de San Xoan de Río. Se trata de un puente de piedra estrecho de unos 46 metros que sirve para cruzar el río Navea y que en su día formó parte de la conocida como Via Nova romana.
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El puente de Cernadela salta el río Tea en un lugar conocido como O Ceo, en Mondariz. Sus orígenes se sitúan hace 2000 años, sufrió varias modificaciones a lo largo de los siglos XV, XVII y XVIII. Los cinco arcos conservados son de estilo ojival, excepto el central, que conserva el arco de medio punto. El puente está levantado en piedra y mide unos 70 metros de largo.
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El Puente de Lubiáns es un antiguo puente romano que divide los municipios de Carballo y Coristanco. Se tienen datos de que por aquí pasaba una vieja calzada romana desde la ciudad de A Coruña hasta Fisterra. La estructura tiene unos 40 metros de longitud y algo más de 5 metros de altura. Con 2,5 metros de ancho, es uno de los puentes más estrechos en Galicia.
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Puente de origen romano situado sobre el río Xallas. Transcurre por el antiguo camino de Santiago a Fisterra. Zona de merendero. Zona de aparcamiento.
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El Ponte Freixo, en Celanova, es una estructura romana construida entre los siglos II y III como parte de la ruta que comunicaba las ciudades de Braga y Astorga. Se trata de un puente de cuatro arcos de medio punto que sirve para cruzar el río Arnoia.
Los puentes romanos mejor conservados de Galicia
El legado del imperio romano en Galicia ha dejado su huelle de muchas maneras posibles más allá de las conocidas murallas de Lugo. Roma ha sido sinónimo de progreso en muchos lugares y la mejora de las comunicaciones es uno de los grandes avances de esta civilización en Galicia. Por eso vamos a hablar aquí acerca de los mejores puentes romanos de Galicia.
Bibei, divide Pobra de Trives y Quiroga
El Puente del Bibei se encuentra entre las provincias de Lugo y Orense. Construido entre los años 114 y 119 d.C., este antiguo puente facilita el cruce de la carretera OU-636 sobre el río Bibei, siendo un destacado punto de conexión en los municipios de Pobra de Trives y Quiroga. Destacado por su excelente estado de conservación, el Puente del Bibei se cuenta entre los mejor preservados de Galicia.
Con tres arcos que abarcan distancias de 6.09 m (en la orilla oeste), 18.51 m (central) y 8.77 m (en la orilla este), este puente exhibe una arquitectura impresionante. La amplitud del arco central está determinada por la profundidad del río en la base del pilar oriental. Con una longitud total de 75 m y una altura desde el lecho del río hasta el arco central de 22.5 m, sus pilares están construidos con la robusta técnica de Opus quadratum, utilizando sillares de granito almohadillado. Estas piedras están unidas entre sí con espigas de madera dura o hierro, brindándoles una resistencia excepcional. Además, se erigieron muros de contención a ambos lados del río para garantizar su estabilidad. El propósito original de este magnífico puente fue facilitar el paso de la Vía Nova, una importante ruta que enlazaba las ciudades de Bracara Augusta (Braga) con Asturica Augusta (Astorga).
Navea parte de la antigua Vía Nova
Seguimos en A Pobra de Trives para hablar de otro de los puentes romanos imprescindibles en Galicia. El Ponte Navea, tal como su nombre lo sugiere, es un puente construido para atravesar el río Navea. Esta construcción conecta los municipios de San Xoan de Río y A Pobra de Trives y tiene sus raíces en la época romana. El Ponte Nova es una de las infraestructuras erigidas por el imperio romano en Galicia para facilitar el paso a través de los montes de Gallaecia. Se presume que este puente formaba parte de la ruta conocida como Vía Nova o Vía XVIII. Aunque se reconoce su origen romano, la estructura del puente fue alterada y fortalecida durante la Edad Media. Uno de los cambios más notables fue la reducción de su anchura respecto al diseño original, ya que se cree que el primer puente era casi el doble de ancho que el actual.
A pesar de su solidez y avances, el Ponte Navea no se utilizó en la red vial moderna, y actualmente existe otro puente a unos 800 metros que maneja el flujo vehicular. Actualmente, el puente es exclusivamente peatonal. Tiene una longitud de 46,5 metros y un ancho de solo 4 metros. Se eleva sobre dos pilares de piedra, alcanzando una altura máxima de más de 14 metros sobre el nivel del río Navea en su arco apuntado, cuya luz supera los 18 metros.
Puente Romano Lugo, del siglo I
Si uno piensa en el Imperio Romano asociado con Galicia es inevitable que la ciudad de Lugo sea la primera que nos venga a la cabeza. Aquí también hay uno de los puentes romanos más interesantes de Galicia. El puente romano de Lugo, una de las edificaciones más antiguas de la ciudad, data de la primera mitad del siglo I. A lo largo de su historia, ha experimentado diversas modificaciones, especialmente durante la Edad Media y el siglo XVIII, aunque aún se le conoce como el puente viejo. Originalmente atravesado por la Vía Romana XIX, que conectaba Bracara Augusta con Lucus Augusta y pasaba por Iria Flavia, era un importante paso para peatones y vehículos. En el siglo XII, el puente sufrió importantes revisiones y una reconstrucción para adaptarse al transporte de la Baja Edad Media. En el siglo XVIII, se sometió a otra reforma para modernizar su aspecto. Las últimas obras significativas se realizaron en 2014, convirtiendo la estructura en peatonal y reasfaltando el pavimento para darle un aspecto más similar al original romano.
El puente mide poco más de 100 metros de largo y alrededor de 4 metros de ancho, aunque estudios sugieren que pudo ser más ancho en el pasado. Construido con sillería, cuenta con vigas metálicas para refuerzo y ocho arcos que muestran influencias arquitectónicas desde la Roma antigua hasta la actualidad. El entorno del puente es popular entre vecinos y turistas para pasear y practicar deportes, ya que está cerca del paseo fluvial, y otras infraestructuras importantes para la vida en Lugo.
Ponte Vella Ourense, construido durante el reinado de Trajano
Una emblemática estructura en la ciudad de Ourense, se erige como uno de sus símbolos distintivos junto a las famosas termas. Testigo de la historia de la ciudad, su construcción se remonta a la época romana, cuando se formó el núcleo urbano aprovechando las aguas termales de las Fuentes de As Burgas. Construido un siglo antes de Cristo, el Puente Viejo fue una pieza clave en el ramal de la Vía Nova (vía XVIII), conectando Astorga con la ciudad lusitana de Braga. Conocido como Ponte Vella o Ponte Romana, fue construido durante el reinado del emperador Trajano en los siglos I-II d.C.
Aunque solo se conservan algunos sillares de su construcción original, está hecho de piedra granítica local. A lo largo de los siglos, ha sufrido numerosas reformas y reconstrucciones, destacando la reconstrucción de 1228 por orden del obispo Don Lorenzo, que añadió rampas y un arco central apuntado. En el siglo XVII, por orden de Melchor de Velasco Agüero, se realizaron más reformas que le otorgaron su magnífica presencia actual, conservando siete de los once arcos originales. En el siglo XIX, se demolieron las torres defensivas, una de las cuales aparece incluso en el escudo actual de la ciudad de Ourense. Hasta el siglo XX, el Puente Vella de Ourense fue la única vía para cruzar el río Miño cerca de las termas de As Burgas. En 1918, se construyó el Puente Nuevo como alternativa, seguido más tarde por el Puente Novísimo en 1966 y el Puente del Milenio en 2001.
El puente actual cuenta con siete arcos, de los once originales, y tiene una longitud de 370 metros y un ancho de 5 metros, con un arco central impresionante de 43 metros de ancho y 38 metros de altura sobre el río Miño. Desde 1999, es exclusivamente peatonal.
Ponte da Cigarrosa sobre el río Sil
El puente de A Cigarrosa es una estructura que combina la herencia romana con la intervención medieval y moderna, se alza majestuoso sobre el río Sil, conectando los municipios de Petín y A Rúa a lo largo de la Vía Nova del Itinerario de Antonio de Brácara a Asturica. Su historia se remonta al primer siglo de nuestra era, cuando los romanos construyeron el primitivo puente, conocido entonces como Forum Cigurrorum. Excavaciones arqueológicas han revelado vestigios de su pasado, incluyendo lápidas y mosaicos ahora exhibidos en el Museo Arqueológico Provincial de Ourense.
La estructura actual, diseñada por el arquitecto Juan de Náveda en 1577, conserva los cimientos romanos, aunque ha sido objeto de reformas posteriores. Hoy en día, el puente está reservado exclusivamente para peatones, mientras que el tráfico vehicular se desvía hacia estructuras más modernas para preservar su integridad histórica. El Ponte da Cigarrosa se extiende a lo largo de 78 metros, con cinco arcos desiguales sostenidos por pilares. Cuatro de estos arcos son apuntados, mientras que el quinto, en el centro del río, es de medio punto. Los arcos y pilares exhiben una combinación de estilos, desde ojivales hasta elementos reforzados con hormigón en el siglo pasado.
Ponte Freixo sobre el río Arnoia
Convertido en uno de los emblemas de Celanova, el antiguo Puente Freixo es un testigo vivo del esplendor del Imperio Romano en la región. Este monumento se encuentra inmerso en un entorno natural de una belleza incomparable, donde el río Arnoia serpentea suavemente bajo los arcos romanos, rodeado de exuberante vegetación que cambia con las estaciones. Con casi dos milenios de existencia, este puente, construido entre los siglos II y III, forma parte de la antigua Via Nova Romana, que enlazaba Braga con Astorga. Sus cuatro arcos de medio punto se alzan majestuosos sobre las tranquilas aguas del río Arnoia, testimonio de su imponente presencia a lo largo de los siglos.
Lo que añade aún más interés al Puente Freixo son los detalles arquitectónicos que evidencian la habilidad de los constructores romanos. Los robustos machones sobre pilastras, diseñados para resistir la fuerza de la corriente, y el almohadillado de los sillares, aportan una grandiosidad única a esta estructura histórica.
Cernadela sobre el río Tea
El Puente de Cernadela, otro de los mejores puentes de la época romana en Galicia, conecta las parroquias de Mondariz y Riofrío, separadas por el río Tea, que actúa como límite natural. Esta estructura, que se estima tiene alrededor de dos mil años, ha experimentado diversas modificaciones y restauraciones a través del tiempo. La certeza sobre su origen romano fue esquiva hasta tiempos recientes. El hallazgo de una estela antropomórfica en 1958 despejó las dudas sobre sus comienzos. La inscripción encontrada en la estela reveló que el puente era parte de la Vía XVIII, que enlazaba las significativas urbes romanas de Bracara y Astúrica, confirmando así su bimilenaria existencia.
Las numerosas intervenciones y remodelaciones en el puente complicaron la identificación de su estructura original. Desde el siglo XV y durante los dos siglos siguientes, el Puente de Cernadela sufrió cambios que modificaron su aspecto inicial. En la actualidad, se presenta como un puente de cantería de 70 metros de longitud y cinco arcos, cuatro de ellos de estilo ojival y el central, de medio punto. Este puente fue un cruce crucial en la ruta comercial entre Redondela y O Ribeiro, áreas notables por el comercio de pescado y vino. Aún se pueden observar vestigios de la vieja calzada que marcaba esta ruta, así como ruinas de antiguas construcciones que servían de paradas para el suministro de viajeros. Hasta hace un siglo, el puente tenía una gran relevancia, ya que era el único paso para los habitantes de la zona para cruzar el río Tea entre Mondariz y Covelo.
Segade, parte de la antigua calzada romana de Tui a Caldas
En la localidad de Caldas de Reis, a dos kilómetros del núcleo urbano, se alza un puente romano con un solo arco, originario del siglo I d.C. Sin embargo, en el siglo XVIII, se le realizó una significativa reforma que transformó su fisonomía a la que conocemos hoy. Conocido también como el puente de A Baxe, el Puente Romano de Segade es una estructura de piedra con un pavimento desigual y angosto. Su arco se extiende por más de catorce metros.
Este puente fue levantado por los romanos en el siglo I, ya que por este lugar transitaba una antigua calzada romana que enlazaba Tui con Caldas. Se supone que esta era la famosa vía XIX que conectaba las provincias romanas de Asturica con Bracara. En 1729, el puente sufrió una extensa renovación dirigida por el párroco de Santo André de Cesar, Nicolás Llamas. A él le debemos el aspecto actual del puente, una remodelación que inicialmente se conmemoró con un cruceiro cercano al puente, elemento que hoy ha sido trasladado al atrio de la iglesia de San Andrés. Debido a esta intervención, son escasos los vestigios que quedan del puente romano original, siendo esta obra más una reconstrucción completa que una simple reparación. En 2008, el puente fue objeto de otra remodelación, esta vez para mejorar su conservación y accesibilidad.
Brandomil parte de la antigua Vía Romana XX
El Puente Romano de Brandomil, localizado en Zas, es un notable vestigio histórico que cruza el río Xallas. Se presume que formaba parte de la antigua vía romana XX Per Loca Marítima, fundamental para la comunicación en el norte de Galicia. Su construcción, posiblemente del primer siglo, experimentó modificaciones en la Edad Media y fue reforzada en el siglo XVIII.
Este puente consta de cuatro arcos de medio punto, cada uno con características constructivas que reflejan distintas fases de su historia. Los tajamares, con formas triangulares y trapezoidales, sugieren intervenciones posteriores, dado que los romanos no solían extenderlos hasta la calzada. Además de su función histórica, este puente sirvió como ruta para peregrinos hacia Santiago de Compostela. Hoy en día, gracias a la presencia de un puente moderno paralelo, se encuentra bien conservado, y en sus cercanías se ha habilitado una zona recreativa con playa fluvial.
Lubiáns, un puente muy estrecho
El Puente de Lubiáns, un monumento histórico de gran valor, une los municipios de Carballo y Coristanco, representando una estructura de origen posiblemente romano. Aunque se le atribuye un origen romano, existen discrepancias históricas, con algunos historiadores sugiriendo que su construcción podría ser más moderna. La teoría romana apunta a que este puente formaba parte del recorrido de una antigua calzada conocida como Per Loca Marítima o Via Romana XX, que conectaba las ciudades de Fisterra y A Coruña. Con el paso de los siglos, esta vía evolucionó hasta convertirse en el Camino Real.
Este puente, con aproximadamente 40 metros de largo y una altura máxima cercana a los cinco metros, destaca por su notable estrechez, con apenas dos metros y medio de ancho, lo que lo convierte en uno de los más angostos de toda Galicia. Construido en piedra, principalmente granito y mampostería, el Puente de Lubiáns facilita el cruce sobre el río Rosende, uno de los afluentes del río Anllóns. Presenta una superficie irregular y está compuesto por cuatro amplios arcos de medio punto sobre el río, aunque se cree que originalmente podrían haber sido cinco.