En el tranquilo municipio de A Gudiña se encuentra un tesoro de valor histórico y natural: la Mina de Valgrande. Este antiguo yacimiento de estaño y wolframio, abandonado pero repleto de historias, forma parte del rico patrimonio de la región, con sus raíces que se remontan a la época romana.
Legado minero de importancia
Rodeada por uno de los meandros del río Pentes, la Mina de Valgrande se ubica en un entorno de espectacular belleza. Su diseño incluye una sala central desde la que se extienden varias galerías, algunas conectadas entre sí. Los filones de estaño se presentan en cuarzo, vinculados a una gran falla. Además, la mina cuenta con vestigios de una edificación antigua, una robusta ponte metálica de dos ojos y una levada para redirigir el agua.
La Mina de Valgrande, junto con la vecina Mina de Penafurada en el mismo Lugar de Interés Comunitario de Pena Maseira, fue una de las más significativas de la región. Su explotación se remonta a la era romana y continuó en manos de empresas privadas hasta mediados del siglo XX. El wolframio que producía era un mineral de gran demanda, especialmente en la industria bélica durante la Segunda Guerra Mundial.
La Mina de Valgrande ha sido catalogada como bien inventariado por la Xunta de Galicia, sin embargo, su estado de conservación es precario y corre riesgo de deterioro. En un intento por revivirla, la Xunta lanzó un concurso para su reactivación en 2017, pero lamentablemente no despertó interés entre las empresas. Hoy en día, la mina permanece en gran parte inundada y en desuso.
Para acceder a este rincón, se puede seguir un camino desde el pueblo de Barxa, aunque se recomienda extrema precaución y respeto por el entorno.