Una de las urbes medievales más interesantes de visitar en Galicia es la ciudad de Tui. Uno de los legados de esta etapa medieval son los restos de las murallas que permitían controlar los accesos al núcleo urbano y dar un empaque defensivo a toda la ciudad. La ciudad tudense conserva restos tanto de su primera muralla medieval como de la que se levantó posteriormente en el contexto de las guerras con Portugal.
Desde el siglo XII
La primera referencia documentada que se conserva que hable de la fortaleza de Tui data del año 1125 en una orden de reformar la estructura defensiva que dio la reina Teresa de Portugal. Si bien, el verdadero levantamiento de las murallas que suponen la estructura defensiva de Tui no se produce hasta la orden en el año 1170 del rey Fernando II de trasladar la población y empezar a juntar la financiación necesaria para levantar las murallas, el alcázar, la torre y el palacio episcopal.
Junto a las de Lugo, las murallas de Tui son las más antiguas que se conservan en toda Galicia. La muralla original fue reforzada siglos después, durante los siglos XVII y XVII con otra muralla abaluartada.
La muralla medieval conserva tres tramos diferentes que desgraciadamente han sido bastante modificados en tiempos modernos. Se levantó en sillería de granito dispuesta en hiladas horizontales.
Restos conservados
Actualmente de lo que fueron las murallas antiguas solo quedan algunos restos ubicados en casco histórico. Son tramos cortos de la muralla y tres torres defensivas que, junto a los que se pueden intuir por sus restos, servían de atalayas para controlar el entorno.
Se sabe que los accesos a la ciudad medieval se podían hacer a través de cuatro puertas principales. Tan solo ha sobrevivido una de esas puertas que daban acceso a la ciudad a travesando las murallas, la conocida como A Porta da Pía. Si bien actualmente está tapiada, todavía son visibles sus postigos y la base de la torre defensiva. Este acceso servía para comunicar la parte principal de la urbe con el arrabal de A Corredoira y Río Muíños, desde donde llegaba el camino Real de Baiona.
Junto al tramo donde estaba la Porta da Pía, hay otros dos más todavía conservados hoy parcialmente. Uno cerca de la calle Ordóñez y otro en paralelo al acceso al río en el que se pueden ver los restos de un torreón.
A través del paseo fluvial podemos ver también los restos del sistema amurallado posterior, de mayor amplitud y que se construyeron con motivo de ofrecer una mayor protección al pueblo en un clima de belicismo fruto de las guerras con Portugal, país vecino que se sitúa al otro lado del río Miño.