Muy cerca de la playa de A Lanzada, en el límite entre los municipios de Sanxenxo y de O Grove, se encuentra el Castro de A Lanzada, un yacimiento arqueológico de relevancia en el que podemos encontrar restos de una antigua necrópolis romana, pero también otros de un castro anterior, una fortificación medieval y una capilla.
Todavía hoy A Lanzada es un lugar muy turístico y de importancia también desde el punto de vista ecológico. Esto ha sido así desde hace muchos siglos y en este enclave estratégico vivieron humanos desde tiempos anteriores al nacimiento de Cristo.
Cultura castrexa
Los restos del castro que se pueden apreciar en A Lanzada nos hablan de que, siete siglos antes de Cristo, A Lanzada estaba habitada por poblaciones castrexas en sus característicos castros.
El Castro fue descubierto a mediados del siglo pasado y los primeros trabajos de excavación en el lugar fueron liderados por Filgueira Valverde, que dirigió la obra para el Museo de Pontevedra. En décadas sucesivas, en los 70 y los 80, los trabajos fueron extendidos con otros arqueólogos como líderes del proyecto. El lugar fue recuperado y puesto en valor ya en 2010.
Cabe decir que la ubicación del castro, cerca de la playa, hace que los trabajos de excavación fuesen menos dificultosos y que la arena que rodea las estructuras antiguas no castigase demasiado los restos como puede ocurrir con otras zonas en terrenos más duros. Esto ha permitido recuperar los restos en un gran estado de conservación. A día de hoy la excavación ha llegado a encontrar restos de hasta dos siglos anterior a Cristo, pero se estima que pueda haber restos más antiguos y profundos y que el espacio descubierto es solo una pequeña parte del total que existe todavía sin excavar.
Necrópolis Romana
En los trabajos de excavación del castro se encontraron también restos de lo que se catalogo como varias tumbas romanas que en su conjunto dieron forma a una necrópolis de pequeñas dimensiones. Un análisis en detenimiento de los cuerpos allí enterrados permitió descubrir que algunos de estos finados habían fallecido de forma violenta. La necrópolis posee sepulturas de incineración y de inhumación en los que se encontraron restos arqueológicos como alfileres de hueso y bronce, tachuelas, lajas de piedra o incluso monedas.
Los romanos ocuparon esta zona como también en los siglos sucesivos lo hicieron los suevos. Y es que el lugar tenía un importante valor comercial y era una interesante zona de tránsito por lo que los allí afincados consideraron la zona clave tanto para su defensa como para fines comerciales. Prueba de ello está en la fortaleza medieval posterior o en los restos de lo que se cree que fue una factoría comercial y un almacén de muros gruesos en los que se cree que se guardaban las mercancías. Se estima que el de A Lanzada fue un enclave comercial de relevancia que se mantuvo activo durante más de ocho siglos desde tiempo anteriores a nuestra era. Se han llegando a encontrar restos de cerámica ibicenca en el lugar, así como de países como Egipto, Palestina o Turquía.