En el emblemático Cantón Grande, en A Coruña, se alza el Obelisco, un monumento cargado de historia y significado para los coruñeses. Este elegante pilar, inaugurado en 1895, rinde homenaje al alcalde Aureliano Linares Rivas, cuya dedicación marcó una época en la ciudad. No debe confundirse con el Obelisco Milenium, monumento mucho más levantado en el paseo marítimo.
Siglo XIX
El Obelisco fue concebido por Narciso Obanza y Ricardo Caruncho, inspirados por la tendencia europea de construir monumentos icónicos, como el famoso obelisco de la Plaza de la Concordia en París. Su estructura hueca alberga un reloj de cuatro esferas, cuyos mecanismos se acceden desde la base. Este detalle técnico no solo embellece el conjunto, sino que también lo convierte en un testimonio de la ingeniería del siglo XIX.
La base octogonal del monumento, decorada con relieves que incluyen un busto de Linares Rivas y detalles como la Torre de Hércules, y está rodeada por un pequeño jardín. Estos elementos no solo realzan su belleza, sino que también lo conectan profundamente con los símbolos de A Coruña, como su famoso faro romano. Coronando la columna, se encuentra una veleta que representa un bergantín, guiando a los transeúntes a través de los vientos del Atlántico.
Diseñado por el arquitecto Antonio de Mesa y el escultor Gabriel Vitini, el Obelisco ha sido testigo de innumerables historias bajo su sombra, desde temporales históricos hasta momentos cotidianos de la ciudad.