MolinosEl municipio de O Rosal se encuentra ubicado en la comarca del Baixo Miño, limitando con Oia, A Guarda y Tomiño. Son muy diversas las opciones turísticas que ofrece este lugar, pero en esta ocasión nos centraremos en la preciosa ruta de los molinos del Picón-Folón, de gran interés para cualquier visitante. El lugar está declarado Conjunto Histórico Etnográfico y Bien de Interés Cultural por la Xunta de Galicia desde el año 1998.
La ruta que recorre la zona y permite conocer todos los molinos se hace en poco menos de hora y media y es de formato circular. En total son tres kilómetros y medio de recorrido en el que la exigencia del paseo es baja y todo está perfectamente señalizado para no perderse. La existencia de una oficina de información en la zona permite también la organización de rutas guiadas en temporada alta de turismo y algunos fines de semana.
Más de medio centenar de molinos
El conjunto está formado por un total de 61 molinos de agua, 25 de ellos en Picón y los 36 restantes en Folón, que están declarados como Bien de Interés Cultural. Estos molinos datan de los siglos XVII y XVIII.
El más antiguo de todos los molinos es el que ostenta el número 11 de Folón que, a pesar de que tiene grabado el año 1702 en su estructura, todavía se conservan documentos pertenecientes al siglo XVII en el que ya aparece mencionado.
A diferencia de que las primeras teorías indicaban que estos molinos se encontraban bajo el dominio del importante monasterio de Santa María de Oia, lo cierto es que en su gran mayoría eran de propiedad vecinal. Los vecinos del antiguo Rosal aprovechaban la fuerza de la caída de los ríos afluentes del Miño para moler el cereal. Algunos de estos molinos, los mejor conservados, todavía están en funcionamiento a pesar de que a mediados del pasado siglo XX la zona quedó en franca situación de abandono al quedar anticuados los viejos molinos hidráulicos con el crecimiento de la red eléctrica en España.
Los molinos están situados en la ladera de un monte, enmarcados en un paraje de extraordinaria belleza y que ofrece hermosas panorámicas. Veintidós de los molinos fueron construidos en cascada, lo que configura una extraña y bella visión de todas las construcciones situadas una encima de la otra que ofrece una estampa singular de construcciones de piedra alineadas en perfecta fila, algo que los hace únicos.
Lugar de mucha simbología
Además de lo bello que pueda resultar las vistas de estos molinos, también resulta interesante el detenerse en la multitud de grabados que presentan, especialmente cruces que actuaban como talismanes para ahuyentar a demonios y brujas, así como flechas, nombres y apellidos, muescas producidas al afilar las herramientas, o incluso las huellas en el camino realizadas con el paso de los carros.
Un paseo por este hermoso paraje permitirá a los senderistas disfrutar de unas vistas privilegiadas de zonas destacadas de la comarca como el río Miño o el monte de Santa Tegra.
