Una de las principales zonas verdes del municipio de Vilagarcía de Arousa es el parque Miguel Hernández, espacio de creación moderna que se llena cada día de gente paseando, practicando deporte o sacando a sus mascotas.
El parque más grande de Vilagarcía
El Parque Miguel Hernández se levantó por iniciativa del Gobierno local vilagarciano con el objetivo de recuperar las instalaciones del antiguo reciento de Fexdega para ofrecer un recinto de paseo y ocio para los vecinos y visitantes. El proyecto arrancó en 2001 y un año después fue inaugurado el parque tras una inversión de 1,3 millones de euros para acondicionar una superficie de unos 18.000 metros cuadrados.
Rodeado de edificios, el Auditorio y el puerto deportivo, el Parque Miguel Hernández está repleto de lugares de ocio. Constituye uno de los lugares más frecuentados, donde podemos encontrar diversas especies de plantas y árboles, en su mayoría autóctonas, tales como robles, castaños, cipreses, camelios, etc..
Además, el parque está provisto de bebederos para perros, papeleras, fuentes, farolas, parque infantil, cafetería y numerosos bancos donde poder relajarse. Rodeando el parque, los aficionados al ciclismo tienen un carril bici a su disposición.
El proyecto llevado a cabo por el arquitecto Eugenio Jiménez Passolas buscó hacer hasta ocho zonas diferenciadas y unidas por el puerto deportivo y la Avenida de La Marina. Las diferentes zonas destacadas del parque son El Bosque, el Laberinto, la Pradería, la Plaza de las Palmeras, la Elipse o el Jardín de las Camelias.
Homenaje al poeta
Miguel Hernández fue un poeta y dramaturgo asesinado durante el Franquismo y que tuvo un papel destacado en la literatura español de comienzos del siglo XX.
Existe, como no podía ser de otra manera, una escultura dedicada a Miguel Hernández, obra del vilagarciano Emilio Mosquera. El Monumento se encuentra en las cercanías del Puerto Deportivo y se inauguró en agosto del año 2002. Está compuesto por un alto monolito hecho en piedra que parte un arco metálico con los pies quebrados y que conforma el perfil del propio poeta natural de Orihuela.
A la misma altura que el arco atraviesa la piedra, pero en sentido perpendicular, vemos dos piezas enroscadas que imitan al tentáculo de un pulpo. La estatua se completa con una placa en homenaje al poeta. La escultura se yergue sobre una jardinera de arbusto bajo.