En pleno municipio de Coirós, en la provincia de A Coruña, se encuentra Pena Furada, un enclave arqueológico fascinante y cargado de historia. Pena Furada es un testimonio del ingenio y la espiritualidad de nuestros antepasados, un lugar que invita a reflexionar sobre su conexión con la naturaleza y el tiempo.
El valor del grabado de A Moura
Situado en lo alto del monte conocido como O Podio, este afloramiento granítico ofrece una vista privilegiada de los valles formados por los ríos Mendo y Mero. Pero lo que realmente lo hace especial es su pasado como santuario rupestre y su protagonismo como un calendario natural.
Entre las grabaciones en la roca destaca A Moura, una figura femenina de 65 centímetros, claramente orientada de este a oeste, que podría representar a la diosa galaico-romana Nabia. Su detallada talla, con énfasis en los atributos sexuales, deja entrever su papel en antiguos rituales de fertilidad. Lo más sorprendente es cómo estas representaciones están diseñadas para interactuar con la luz solar, especialmente en momentos clave como los equinoccios.
A Moura comparte espacio con otra figura antropomorfa más pequeña, visible únicamente bajo condiciones de iluminación muy específicas. Esto refuerza la teoría de que el lugar no solo tenía un valor simbólico, sino que funcionaba como un gran almanaque utilizado por las comunidades castrexas para medir el tiempo y organizar sus ciclos agrícolas.
Estudios arqueólogos llevados a cabo en la zona han situado la creación de este santuario en la etapa galaico-romana, destacando la destreza técnica y el conocimiento astronómico de estas sociedades. Además, se ha descartado que pertenezca a otras épocas, como la Edad Media, debido al carácter de las representaciones.