Uno de los enclaves naturales más hermosos que se pueden visitar en el ayuntamiento de Oia es el conocido como Pozo do Arco, un lugar lleno de vida, vegetación y agua que nos invita a pasear y a descansar rodeados de naturaleza.
Puesta en valor
El gran espacio natural que es hoy el Pozo do Arco se ha revitalizado y puesto en valor no hace muchos años tras una actuación de más de 200.000 euros que se hizo en este entorno perteneciente a la Comunidad de Montes de Burgueira para dar un lavado de cara importante a la zona y convertirle en un lugar al que apetece ir y quedarse. Desde el año 2011 esta zona ha recuperado su esplendor tras abrir sendas de paseo, arreglar y construir puentes de madera y mejorado su zona de descanso.
El gran atractivo de este enclave son sus pozas de agua, cataratas y pequeños saltos de agua que se forman por la velocidad del río. Son aguas frías, transparentes o de un color turquesa vivo. Las piscinas naturales son el mejor lugar para detenerse y refrescarse e incluso una de estas pozas naturales llega a alcanzar los once metros de profundidad, espacio más que suficiente para darnos un buen chapuzón.
El área recreativa se ofrece también como un espacio con mesas y bancos de piedra entre árboles y sombras que nos invita a pararnos y quedarnos a comer o a merendar, pasando una completa jornada entre la maravillosa naturaleza que Oia nos puede ofrecer este Pozo do Arco.
Un paseo por la naturaleza
La principal actividad que se puede hacer por el entorno del Pozo do Arco durante todo el año es caminar, hacer senderismo. Para ello se ha acondicionado una senda con pasarelas de madera, un puente colgante que nos permiten cruzar el río y zonas habilitadas con miradores para gozar de las vistas en este lugar mágico de la Sierra de Groba por el que discurre el río Tamuxe.
Precisamente en nuestro paseo a lo largo del curso fluvial podremos ir descubriendo también algunos de ellos viejos molinos que han sido recuperados para enseñar cómo antiguamente las gentes de Oia aprovechaban la fuerza del río para moler el grano.
La senda que recorre el entorno es de formato circular, por lo que saldremos y regresaremos al mismo punto tras completar el paseo. Es una senda muy sencilla y cómoda para hacer en familia de no mucho más de un kilómetro de largo que nos da de sobra para ver los dos márgenes del río. La ruta se puede ampliar más con un itinerario más amplio que llega hasta los 3.500 metros si nos quedamos con ganas de seguir caminando.