El paso romano por la ciudad de Lugo queda patente casi desde que llegamos al centro de la ciudad. Las murallas son parte esencial de la historia de la ciudad, pero no son el único ejemplo en pie de lo que Roma hizo en la vieja Lucus Augusti. El Puente Romano que cruza el río Miño es otro de estos ejemplos.
El Puente viejo
Puede decirse del puente romano de Lugo que es una de las construcciones de mayor antigüedad de la ciudad (primera mitad del siglo I), si bien es cierto que la estructura ha sido objeto de diferentes modificaciones y reformas a lo largo de su historia, principalmente en la edad media y el siglo XVIII. Pese a todo, en la ciudad es conocido aun como el puente viejo.
Por el puente pasaba la vía romana XIX, que comunicaba Bracara Augusta con Lucus Augusta y que, por el camino, pasaba también por Iria Flavia. Era este un puente de mucho tránsito para poder cruzar al otro lado del río Miño tanto a pie como en tráfico rodado.
A partir del siglo XII el puente sufrió las primeras revisiones importantes y fue objeto de una reconstrucción para reparar los estragos que los años habían causado en él y, de paso, adaptar sus dimensiones y características al tipo de transporte que se utilizaba en Baja Edad Media. Ya en el siglo XVIII el puente volvió a ser reformado en una actuación que cambió, sobretodo, la estética del mismo para darle un toque más moderno.
Las últimas obras importantes llevadas a cabo en el puente romano de Lugo fueron ya en 2014. Hasta entonces el puente estaba habilitado tanto para el paso peatonal como para vehículos ligeros. Desde este año la estructura pasó a ser cien por cien peatonal debido a la construcción de otro puente que pudiese desviar ese tráfico. En esta obra se aprovechó para reasfaltar el firme, dándole un aspecto más similar al que podría tener en su etapa romana, y se eliminaron las pasarelas metálicas que tenía adosadas.
¿Cómo es el puente romano de Lugo?
El puente romano de Lugo mide poco más de 100 metros de largo y cuenta con un ancho aproximado de unos 4 metros, aunque hay estudios que dicen que en el pasado pudo ser incluso más ancho.
La estructura está hecha en sillería y esquisto y dispone de unas vigas metálicas que la refuerzan. Cuenta con ocho arcos en los que se pueden apreciar formas y detalles de lo que fueron las reformas e influencias de las arquitecturas por las que pasó a lo largo de su historia desde Roma hasta nuestros días.
El entorno del puente romano de Lugo es uno de los espacios favoritos por vecinos y visitantes para pasear y hacer deporte. La estructura está próxima al paseo fluvial y al balneario de aguas termales de la ciudad y de otras infraestructuras de relevancia para la vida lucense como es el Hospital Policlínico.