El entorno rural de Moraña acoge restos de castros de época prerromana como es el caso del Castro del Castro de Paraños o Monte de la Mena, que destaca por su cueva subterránea en la roca denominada "Pena da Auga", donde circula agua permanentemente.
Además del indicado, Moraña cuenta con más castros, algunos de ellos desfigurados por la vegetación. Conviene mencionar la existencia de castros ubicados en las parroquias de Rebón, de Cernadas, de Santa Cruz de Lamas y de Querguizo.
Los más destacados
Como muestra de menhires hay dos destacados en Moraña, el de Gargantáns y el de San Pedro.
Lapa de San Martiño de Gargantáns es un monolito de forma cónica con gravados a ambos lados, de casi dos metros de altura. Está datado entre los siglos 3000-2000 a.C.
El monumento conocido como Cabeza de San Pedro fue descubierto en 1962, aunque su construcción data de la Edad de Bronce. Este menhir está tallado como la forma de una cara humana, de ahí quizá su nombre.
Dolmen, petroglifos y mámoas de la zona
Además de estos restos arqueológicos, Moraña cuenta con una importante cantidad de dólmenes o mámoas. Son construcciones funerarias megalíticas, donde una gran losa cubre de forma horizontal varias piedras colocadas de forma vertical. Mencionamos algunos: de Monte Laceira, de Santa Lucía, de monte Ardegán, de Guillarei, de Pallota…
Moraña destaca también por sus petroglifos, un total de cinco, situados en parroquias diferentes. El petroglifo do Deitadeiro parece ser el más antiguo en este ayuntamiento, datado en el siglo XIX a.C. Este petroglifo está situado en la parroquia de San Martiño de Laxe.
Los petroglifos de Ardegán son un conjunto de 9 grupos de petroglifos que están en el monte del mismo nombre en la parroquia de Gargantáns. En la misma parroquia se encuentra el petroglifo de Gargantáns.
El petroglifo de Cotaredo se encuentra en la parroquia de Santa Xusta en el lugar de Longás y también en esta parroquia se encuentra el petroglifo de Chan de Deus.