RuinasEn las alturas de A Serra da Pena, entre Galicia y Portugal, emerge una historia intrigante y olvidada: la de la Aldea da Pena. Este pequeño sistema montañoso, testigo de antiguos conflictos y acuerdos fronterizos, guarda los vestigios de una aldea medieval que desapareció en el siglo XVI y que hoy localizamos en el término municipal de Calvos de Randín.
Camino señalizado
La mejor manera de conocer los restos de esta antigua aldea medieval es siguiendo la ruta del Castelo da Piconha desde la carretera y toma el Camiño Privilexiado. Aunque la subida es desafiante, las vistas panorámicas y la señalización cuidada hacen que la experiencia valga la pena. La distancia desde el castillo hasta los restos de la aldea es de poco más de un kilómetro.
La historia de la Aldea da Pena, aunque trágica, ha sido rescatada del olvido gracias a la dedicación de aquellos que valoran y preservan la rica herencia de la región. Un viaje a estas alturas te sumerge en un pasado lleno de conflictos, pero también en la resiliencia de una comunidad que dejó una marca indeleble en las montañas de A Serra da Pena.
La historia detrás de esta aldea extinta
Situada en las tierras fronterizas, la Aldea da Pena fue parte del Couto Mixto, una región independiente acordada por Portugal y Castilla. Las duras condiciones y la escasa atención llevaron a que estas tierras fueran testigo del contrabando como modo de vida y de conflictos entre reinos. Aunque hoy pertenezca a Galicia, su historia está marcada por la autonomía del Couto Mixto, que se mantuvo hasta entrado el siglo XIX.
A pesar de su ubicación actual, el control fronterizo recaía en el Castelo da Piconha, una fortaleza en la parte portuguesa. Dos aldeas, Vilariño y Vilar, persisten al sur de Randín, recordando tiempos de soledad y desafíos.
Sin embargo, la Aldea da Pena, ubicada en la ladera de A Lomba a 1200 metros de altura, enfrentó un destino trágico. En el siglo XVI, conflictos por tierras y ganado llevaron a que vecinos de Rubiás, parte del Couto Mixto, incendiaran la aldea. Las hostilidades entre fortalezas lusas y señores meiriños de O Val do Salas contribuyeron a su desaparición. La versión popular sugiere que fue el alcaide del Castelo da Piconha quien ordenó la quema de la aldea, llevando a sus habitantes a instalarse en Cerdedo, cerca del santuario de O Couso en Muíños.
Este trágico evento causó revuelo, llevando a los reyes de Castilla y Portugal a investigar. En 1540, castigaron a los señores locales, reforzando la autonomía de las aldeas del Couto Mixto. Aunque el Conde de Monterrei permitió la reconstrucción de la Aldea da Pena, nunca se completó.
La Aldea da Pena se presenta hoy como un conjunto de piedras dispersas y restos de muros. La labor de recuperación es evidente, permitiendo a los visitantes explorar la historia medieval de estas tierras. Fue Asociación de Amigos do Couto Mixto y el concello de Calvos de Randín quien se encargaron de desbrozar y señalizaron los restos, para poner en valor este trozo de historia.