La Ruta Pena Abaladoira, un sendero que atraviesa la Serra do Xistral en el municipio de Alfoz, Lugo, es una joya para los amantes de la naturaleza y el patrimonio.
Largo recorrido
Con una extensión de aproximadamente 18 km (solo de ida), la ruta ofrece una experiencia fascinante para explorar a pie o en bici. Su dificultad es baja, y se puede completar en unas 4 horas y media.
El punto de partida es el Castillo de Castro de Ouro, una bien conservada fortaleza medieval del siglo XIV. Rodeado por un frondoso bosque de robles y castaños, el castillo brinda vistas panorámicas de la comarca. La ruta continúa hacia la iglesia parroquial de Castro de Ouro, una estructura románica del siglo XII con una torre campanario y un ábside semicircular.
Siguiendo el camino, encontrarás la iglesia parroquial de San Pedro de Mor, otro tesoro del románico gallego, que se destaca por su portada adornada con arquivoltas y capiteles decorativos. En las cercanías se alza el Pazo de Rizal, una mansión señorial del siglo XVIII con un escudo de armas y una capilla. El Pazo de Carrocide es otro ejemplo de arquitectura noble, con un encantador patio interior y una torre almenada.
La ruta te llevará más adelante hasta la la iglesia parroquial de Santa María do Pereiro, y el Cruceiro de Outeiro, un monumento de piedra con una cruz y una imagen de la Virgen que marca el inicio de la ascensión a la Serra do Xistral, un espacio natural protegido que alberga una asombrosa diversidad de flora y fauna.
La Serra do Xistral se caracteriza por sus impresionantes penedos graníticos, formaciones rocosas caprichosas que se elevan majestuosas sobre el paisaje. Entre estas, destaca la famosa Pena Abaladoira, el punto final de la ruta. Con unos 4 metros de altura, la Pena Abaladoira es conocida por su peculiaridad de balancearse cuando se empuja, rodeada por una misteriosa leyenda que atribuye poderes mágicos y curativos a la roca, supuestamente colocada por una bruja.
Desde el punto final se pueden apreciar vistas panorámicas espectaculares de la sierra y sus valles circundantes. Además, brinda la oportunidad de explorar las turberas, ecosistemas húmedos que se desarrollan a partir de la acumulación de materia orgánica. Las turberas albergan especies únicas de flora y fauna, como el narciso de las turberas, el brezo blanco y el lobo ibérico.