Los restos de la torre de San Sadurniño se encuentran situados en una pequeña isla bautizada como A Figueira, en el barrio cambadés de San Tomé do Mar. Esta torre fue levantada entre los siglos VIII y IX por los romanos o por los fenicios. Posteriormente fue reformada por el arzobispo Gelmírez en el s.XII.
Historia de la Torre
La Torre de San Sadurniño se construyó con el objetivo de realizar las funciones de un faro y torre de vigilancia contra las invasiones foráneas que intentaban asaltar Santiago por el río. Con luces, se alertaba de la llegada de las naves normandas a la Ría de Arousa. Esta torre era visible desde Catoira y desde allí se podía dar aviso a la ciudad de Santiago de Compostela.
Se dice que su entorno fue lugar de muchas batallas contra invasores vikingos y saqueadores de la ciudad situada en la costa de Cambados.
Reformada en el siglo XII
Mientras la torre estaba bajo el dominio del arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, quien la compro por meros fines estratégicos, la sometió a una profunda remodelación.
Más adelante la construcción cambió de manos y los propietarios de la torre eran los señores de San Tomé y Portonovo (los Sotomayor), y posteriormente, fue reparada por el mariscal D. Suero Gómez de Sotomayor tras los ataques de los Irmandiños (mediados el siglo XV).
En el s. XVIII fue abandonada luego de un terremoto que la dañó considerablemente. y su estado empeoró progresivamente. Años antes de este sismo la torre había sido mejorada como lugar de hospedaje e incluso acogió una pequeña capilla en honor a la Virgen María, con imágenes de San Tomé y San Sadurniño que aún hoy se conservan en la capilla de la Valvanera.
La Torre en la actualidad
Hoy en día de esta torre tan solo quedan los restos de dos de sus muros. Estos restos sirven para hacerse una idea de cuán robustos eran los muros de la construcción.
También se aprecian los vestigios de una chimenea que estaba en la segunda altura del edificio.
Estos restos son de propiedad pública y están protegidos por Decreto desde finales de los años 40. Se puede acceder al islote que acoge estos restos a través de un puente de piedra que actúa como pasarela para poder ver la construcción de cerca.