Una ruta por los mejores miradores del Barbanza

Una ruta por los mejores miradores del Barbanza

Galicia es una tierra de misterios, naturaleza inabarcable y paisajes que cortan la respiración. La zona del Barbanza se ajusta perfectamente a esta descripción y con este texto vamos a ofrecer una ruta poco convencional pero absolutamente impresionante: la ruta por los mejores miradores del Barbanza. Esta travesía es un festín para los sentidos y también una inmersión profunda en la cultura y la historia gallegas, prometiendo ser el reclamo turístico perfecto para aquellos en busca de vistas panorámicas y momentos de contemplación.

Los miradores con mejores vistas en Rianxo y Boiro

Empezamos nuestra ruta en el Pico da Muralla (Rianxo). Desde la cima de este mirador se ofrece una impresionante panorámica de la naturaleza de la zona. Elevándose a 674 metros sobre el nivel del mar, la grandiosa Ría de Arousa se abre ante los ojos de los visitantes, adornada con islas como Cortegada y A Illa. En jornadas despejadas, se perfila en el horizonte la silueta distintiva de las islas Cíes. La costa, con sus contornos pronunciados, se extiende hasta Noia y el Monte Louro, mientras que en dirección al interior, se pueden vislumbrar Padrón y Santiago, asomando entre el entorno natural. La brisa acentúa esta vivencia, mientras que los letreros explicativos facilitan la identificación de cada uno de los espectáculos visuales que este extraordinario punto de observación ofrece, colgado en el firmamento. También en la localidad de Rianxo podemos conocer otro vistoso mirador, el de Castro Barbudo. Con 300 metros de altura se ubica en la zona de mayor altitud de la parroquia de Taragoña y ofrece unas increíbles vistas del valle que forma el río Té en su encuentro con la ría.

La ruta nos lleva después al Mirador da Figueira (Boiro), donde el contraste entre la tierra y el mar alcanza su máxima expresión. Ofrece vistas panorámicas de la ría de Arousa, con sus bateas y la costa de Boiro. Es conocido por su altura y la presencia de monumentos megalíticos cercanos. La zona es accesible para senderismo y cicloturismo, permitiendo a los visitantes explorar la rica historia y belleza natural del lugar.

Impresionantes miradores en A Curota 

La siguiente parada es el Mirador de Curota (A Pobra do Caramiñal), un balcón natural situado en la cima de una de las montañas más emblemáticas de la zona. Desde el Mirador de Curota, la vista es un espectáculo de la naturaleza gallega. A 596 metros de altura, se revela la ría de Arousa, salpicada por más de 1.700 bateas de mejillones. Al noroeste, la ría de Muros y Noia; al sureste, Arousa. La vegetación vibrante danza con el viento, mientras los tonos azules del cielo y el mar envuelven con su belleza. No nos marchamos de A Pobra ni del monte de A Curota, pues debemos hacer una parada en el Mirador de Valle-Inclán, donde se ubica un monumento a este escritor gallego amante de la zona del Barbanza.

Las mejores vistas de Ribeira

Continuamos hacia Pedra da Rá (Ribeira), un mirador que ofrece una perspectiva diferente, enfocada en las formaciones rocosas que caracterizan el paisaje de Barbanza. El mirador Pedra da Rá ofrece una vista impresionante del océano Atlántico y la costa de Corrubedo. A 190 metros sobre el nivel del mar, esta gran roca vertical de 15 metros de altura se asemeja a una rana con la boca abierta. Desde aquí, se puede admirar la ensenada de Corrubedo, sus dunas, el cabo, la villa y parte del Parque Natural de las Illas Atlánticas, incluyendo las islas Cíes, Ons y Sálvora. También en Ribeira tenemos el Mirador de San Alberte. Se ubica a poco más de 200 metros de altura y junto a una capilla románica desde la que disfrutaremos de una panorámica de la localidad, la zona de A Curota y de Corrubedo.

Esta ruta por los mejores miradores del Barbanza es, más que un simple recorrido turístico, una invitación a experimentar la belleza, la historia y la cultura de Galicia desde sus puntos más elevados. Cada mirador ofrece una perspectiva única, un marco incomparable para fotografías y momentos de contemplación que permanecerán en la memoria mucho después de haber regresado a casa.