Si eres amante de la naturaleza y la aventura, Val das Mouras es una joya oculta en Folgoso do Courel, Lugo, que te dejará con ganas de volver una y otra vez. Este paisaje esculpido por la erosión en roca caliza, te sumerge en un laberinto de cavidades y paredes verticales que se extiende por cinco hectáreas. Ubicado en el geoparque Montañas do Courel, reconocido por la UNESCO, Val das Mouras es un tesoro geológico y cultural.
La naturaleza esculpiendo el paisaje
Este paisaje kárstico se formó hace más de 500 millones de años y con el paso del tiempo y la acción de la erosión del tiempo, las lluvias y la filtración de las aguas subterráneas que recorren este lugar, ha dado como resultado este bello paraje que no te puedes perder.
Para llegar a este paraíso entre las aldeas de Mercurín y Ferrería Vella, en la parroquia de Seoane, sigue un sendero poco marcado desde una dolina. Aunque hay un panel informativo cerca, se recomienda un guía o un mapa detallado debido al terreno complicado y la densa vegetación. Prepárate con calzado adecuado, agua, comida y una linterna si decides explorar las cavidades subterráneas.
Este rincón del Courel es fascinante, revelando la fuerza de la naturaleza y la magia de la cultura. Val das Mouras te invita a soñar con leyendas y tesoros ocultos, haciéndolo un destino imperdible en Galicia.
La mitología del lugar
Explorar Val das Mouras es una experiencia única, transportándote a un mundo misterioso con musgo, líquenes y helechos que cubren las rocas y árboles. Según la tradición, este lugar estuvo habitado por los mouros o mouras, seres mitológicos que escondieron un tesoro inencontrable. Otros cuentan historias de bellas doncellas, las mouras, que se transformaban para proteger su riqueza.
Un punto destacado es el "Enteladoiro", un estrecho paso entre bloques de piedra que parece la entrada a un reino mágico. Al cruzarlo, se siente una bajada de temperatura y se accede a un espacio lleno de pasadizos y cavidades para explorar con precaución. Val das Mouras se completa con el "souto de Mercurín", un bosque de castaños centenarios que ha sido fuente de castañas. Algunos árboles, como el caído "Berro de Munch", tienen historias propias.