Yacimientos arqueológicosEn los montes de Verín, en el concello de Cualedro, se halla un legado histórico que nos transporta a épocas pasadas: el yacimiento arqueológico de Santa Marta de Lucenza. A 1,5 km al sureste de Lucenza, a casi 790 metros de altitud, este lugar se erige como testigo de la vida y culturas que marcaron estas tierras gallegas.
Descubriendo las capas del pasado
Este yacimiento abarca varias hectáreas y comprende tres niveles de ocupación que datan desde la Edad de Hierro hasta la época medieval. Antonio Rodríguez Colmenero, catedrático e historiador natural de Lucenza, lideró las excavaciones en los años 80 del pasado siglo, sacando a relucir el pasado romano de este emplazamiento, algo reflejado por los muros que todavía hoy pueden verse en parte.
De la Edad de Hierro se encontraron en este lugar cazoletas grabadas en roca, probablemente parte de un santuario, y vestigios funerarios de hace 4.000 años.
De la Época Romana son las ruinas de estructuras romanas, incluyendo una villa, junto con un denario de plata del siglo I d.C. de Vespasiano. En las campañas arqueológicas los investigadores hablan de dos etapas de transición entre eras. Una fase prerromana del final de la Edad del Bronce, una más avanzada y ya entrada en época romana que se puede datar en el primer siglo de nuestra era y, más adelante un periodo romano bajo imperial en el que la zona tuvo actividad entre los siglos III y IV.
Avanzando en los siglos, nos vamos a la época medieval para hablar de una capilla del siglo XVIII y otros restos medievales completan la diversidad histórica del sitio. La actual capilla, austera y de pequeño tamaño, se pudo haber levantado sobre los restos de un templo más de mil años más antigua.
El yacimiento de Santa Marta de Lucenza está dividido en dos partes: el sector A muestra las ruinas de construcciones romanas y la mencionada capilla del siglo XVIII. En el sector B, cerca de una formación rocosa, se yergue un cruceiro del siglo XVI o XVII del que la cruz es una reconstrucción más moderna. Estos elementos nos vinculan con las creencias y costumbres de los antiguos habitantes de este sitio.
La sencillez y encanto de la capilla de Santa Marta que también da nombre al yacimiento nos recuerdan que este lugar no solo es un sitio arqueológico, sino un punto de conexión con la historia y las costumbres religiosas. Las piedras, los muros y las cazoletas hablan en silencio sobre los que nos precedieron.
El enigma del nombre
La teoría de Rodríguez Colmenero sugiere que el nombre Lucenza podría derivar de un asentamiento romano propiedad de alguien llamado Lucenatius. Esta hipótesis nos invita a imaginar la presencia de un romano caminando por estas colinas, hoy convertidas en este fascinante yacimiento.
