También conocida como Plaza de la Inmaculada, recibe su nombre por el gremio de artesanos azabacheros allí establecidos en la época medieval. A través de ésta plaza se accede a una de las fachadas de la catedral, de estilo barroco-neoclásico, y sirve como espacio intermedio con el Convento de San Martín Pinario.
También conocida como Plaza de la Inmaculada, recibe su nombre por el gremio de artesanos azabacheros allí establecidos en la época medieval. A través de ésta plaza se accede a una de las fachadas de la catedral, de estilo barroco-neoclásico, y sirve como espacio intermedio con el Convento de San Martín Pinario.