El Castillo de Miravel, también conocido como Castelo de Cans, está ubicado en lo alto del monte O Castelo de Cans, en Porriño. Hoy su estado es ruinoso, pero nos habla de la importancia que esta zona tenía para la vigilancia de las rutas comerciales gallegas.
Una historia con muchos interrogantes
La historia del castillo es un enigma, con poca información sobre su origen y desaparición. Se sabe que en el siglo XIV estuvo ocupado por varios individuos, incluyendo a Paio Gómez y Tui Taján, antes de ser confiscado por el Rey Don Enrique III. Sin embargo, después de este siglo, se desconoce su destino. Se especula que pudo haber sido destruido durante la revuelta irmandiña en el siglo XV o por la orden de los Reyes Católicos en 1438 de destruir castillos que no fueran cabeza de merindad.
El lugar merecía una fortaleza defensiva y de vigilancia. Y es que el castillo estaba enclavado cerca de un estrecho valle, el que forma el río Couso. Este valle ha sido un punto crucial para el tránsito de personas y mercancías desde tiempos inmemoriales, conectando el interior de Galicia con la meseta.
El Castillo de Miravel y otros sitios defensivos en la región probablemente sirvieron como puntos de referencia geográfica y defensa para los habitantes suevo-galaicos y galaico-romanos. Estas construcciones estratégicas permitían un rápido aviso de posibles invasiones por mar y tierra, y hoy en día, siguen siendo testigos silenciosos de la historia y el patrimonio cultural de Galicia.
El castillo hoy en día
Aunque en la actualidad solo quedan ruinas, este castillo medieval fue una vez una fortaleza estratégica que vigilaba el paso por el valle desde su privilegiada posición a 358 metros sobre el nivel del mar.
A pesar de su misteriosa historia, el Castillo de Miravel sigue siendo un lugar fascinante para visitar. La reconstrucción virtual de una torre sobre el alto de Cans ofrece una visión de cómo pudo haber sido esta fortaleza en su apogeo. Además, la panorámica desde lo alto del monte ofrece vistas impresionantes del valle del Río Couso y del Val do Louro, revelando la presencia de otras fortalezas antiguas y desaparecidas en la región.
Acceder al lugar donde se ubicaba la fortaleza es una experiencia en sí misma. Siguiendo una pista desde la presa que distribuía agua para los muíños do Couso, los visitantes pueden encontrar la entrada que forma un pasadizo de roca que lleva al patio de armas. Aquí, las ruinas de las murallas y una torre ofrecen una visión del pasado glorioso del castillo.