Yacimientos arqueológicos
MiradoresEn el Val do Louro, en O Porriño, encontramos el Faro de Budiño. A pesar de su nombre no se trata de un faro que guía a los marinos de noche, sino una gran formación rocosa reconocible por su tamaño y forma.
Las rocas del Val do Louro
Cuando nos aventuramos por el Val do Louro, somos recibidos por enormes formaciones rocosas que emergen del suelo como gigantes petrificados. Estas rocas son un recordatorio del pasado remoto de la región y han cautivado a generaciones enteras, pero también son sinónimo de negocio. En este valle, el granito de Porriño ha generado economía desde hace décadas.
Las decenas de canteras que salpican la comarca son testigos de la dedicación y el trabajo de las generaciones pasadas. Sin embargo, más allá de la influencia humana, el valle alberga parajes sorprendentes que han conservado su originalidad durante milenios.
Uno de los puntos destacados del valle es el famoso Faro de Budiño, una formación rocosa que se alza espectacularmente sobre los límites de Porriño y Salceda. Esta gran mole de roca sirve y sirvió como guía para los caminantes desde tiempos antiguos, y mucho tiempo atrás era una ubicación estratégica de cara a alertar a las poblaciones de posibles incursiones enemigas. Su ubicación y su rica historia lo convierten en un punto de interés imprescindible en la región.
El Val do Louro también desempeñó un papel crucial en la historia de la región como punto de vigilancia y vía de comunicación la tan importante antaño población de Tui y también hacia el país vecino de Portugal. Desde la Edad Media hasta la invasión francesa, este valle fue un lugar estratégico y de gran valor para la comarca, testigo de batallas y cambios políticos a lo largo de los siglos.
Mucho más que el faro
Pero el Faro de Budiño es solo el comienzo de las maravillas que ofrece el Val do Louro. En lo alto de las montañas, se pueden encontrar vestigios arqueológicos que revelan la ocupación humana desde tiempos remotos. Las enormes paredes rocosas y las cavidades naturales ofrecían protección y refugio, convirtiendo la zona en un lugar ideal para asentamientos humanos.
A medida que exploramos más a fondo, descubrimos los restos de una construcción circular en lo alto, posiblemente de origen romano. Además, una misteriosa cavidad conocida como O Catabún, que se abre en forma de grieta, revela antiguas leyendas locales sobre sonidos resonantes que se escuchaban en todo el valle.
