En el corazón del municipio de Ribadavia (Ourense) encontramos una vieja fortaleza del siglo XV que es conocida como el Castillo de los Condes de Ribadavia o el Castillo de los Sarmiento. Se le conoce con este nombre porque allí, a orillas del río Avia, habitaron los condes del municipio, pertenecientes a la familia Sarmiento.
Construido en el siglo XV
La actual fortificación que conocemos fue levantada durante la segunda mitad del siglo XV en el lugar que antes ocupaba la capilla prerrománica de San Xes de Francelos, la cual fue trasladada a otro lugar para aprovechar el promontorio para el castillo. Anteriores a su construcción son los restos de la necrópolis de piedra que se encuentran próximos al edificio y que se pueden datar entre los siglos IX y XII.
Desde sus comienzos la fortificación estuvo vinculada a la familia Sarmiento. Los primeros escritos dictan que el castillo fue una concesión de Enrique II a Pedro Ruiz Sarmiento, un noble gallego que acabaría por convertirse en conde de la villa tras perder la condición realenga. El conde comenzó a habitar la casa-torre cedida por el rey de Castilla en 1375 y encargó la construcción del castillo que no se dio por concluido hasta el siglo XV.
Desde entonces, los Condes de Ribadavia fijaron su residencia en esta fortificación hasta ser abandonada ya en el siglo XVII cuando procedieron a trasladarse a un palacio situado en la plaza mayor de Rivadavia.
¿Cómo es el castillo?
De lo que fue el Castillo original no se conserva la estructura al completo. Partes importantes como la torre del homenaje o las almenas ya no forman parte de la estructura.
Al interior del castillo se accede por una puerta corredera con arco semicircular en la que se pueden ver los escudos de dos de las familias más importantes de la villa: los Sarmiento y los Fajardo. En cuanto a la estructura defensiva, la muralla todavía conserva tres de las cinco puertas que tenía originalmente. Estas son la Puerta Falsa, la Puerta Nueva y la Puerta de la Cerca, que es la que da entrada hacia el castillo.
Su estado actual es de bastante deterioro, aunque en unas obras de mantenimiento realizadas después de los años 2.000 se encontraron nuevas partes del castillo entre las que estaban un pozo artesanal, un aljibe y una escalinata. Hoy en día las ruinas del Castillo pueden ser visitadas y son escenario cada mes de julio de la Muestra Internacional de Teatro de Ribadavia, pues se habilitó su interior como un auditorio.