En la localidad de Mos se encuentra el Castro de Torroso, conocido así por la parroquia en la que se encuentra, muy próximo al límite geográfico con la de Petelos.
De los más antiguos
Este antiguo poblado castrexo aprovechó un alto de 135 metros de altura en pleno valle del río Louro para asentarse. Desde esta ubicación tenía control absoluto sobre el entorno y se mantenía protegido por los Montes do Galleiro por su lado este y por la Sierra do Galiñeiro en la región oeste.
Los estudios llevados a cabo en el lugar estiman un corto periodo de permanencia en el poblado. Desde el comienzo del siglo VII antes de Cristo hasta finales de este mismo siglo, sin que se descubriesen al menos por ahora señales que se pueda datar en épocas posteriores. A pesar de no mantener vida durante mucho tiempo, sí se puede decir de este lugar que es uno de los castros más antiguos que fueron encontrados en la comunidad gallega, en la etapa más temprana de la cultura castreña.
Existe una ruta circular por Mos que se conoce como la Senda Histórica y que nos lleva a conocer este castro partiendo de la Iglesia de Santa Eulalia y pasando también por el Pazo de Mos y todo el valle del Louro.
Descubrimiento fortuito
La aparición de los restos del Castro de Torroso se produjo de manera accidental. Fruto de un fuerte temporal que azotó la zona en el año 1983, varios árboles del bosque se tumbaron y entre las raíces levantadas salieron a la luz algunos restos de cerámica antigua, los cuales hoy están expuestos en el Museo de Pontevedra.
Se inició así una primera campaña de excavaciones en la zona que se extendió hasta el arranque de la década de los 90. En estas actuaciones salió a la luz un sistema defensivo compuestos por tres fosos dispuestos de manera concéntrica y con corredores entre los muros, que no eran de gran tamaño.
El recinto amurallado era de unas 2,8 hectáreas y en él se encontraron bases de molinos, plantas de cabañas de planta circular, fosos, zanjas y diferentes construcciones de cachotería de piedra. Algunas de estas construcciones destacan por su amplio tamaño, llegando la más grande a ser de más de 15 metros de diámetro, algo poco común en las construcciones de la edad del Hierro.
Además de los restos de las construcciones defensivas y viviendas también se encontraron restos en la zona de cerámicas decoradas y elementos metálicos en bronce y en hierro. Cabe decir que tras los trabajos arqueológicos la zona se ha vuelto a tapar al encontrarse parte del castro en recintos privados, lo que impidió una completa puesta en valor de esta zona histórica.