En la frontera entre Ponteareas y Salceda de Caselas, se encuentra el Alto de San Cibrán, una cumbre que combina historia, naturaleza y espiritualidad. A casi 430 metros de altitud, este enclave ofrece unas vistas espectaculares de los valles del río Tea y los municipios cercanos.
Una ermita coronando el alto
En lo más alto de este paraje se encuentra la Ermita de San Cibrán, rodeada de impresionantes formaciones rocosas. Según la tradición, aquí predicó el Apóstol Santiago hace casi dos mil años, subido a una de estas gigantescas piedras. La ermita, que pertenece a la parroquia de Guláns (Ponteareas), comparte su espacio con el área recreativa de A Picoña, en Salceda de Caselas. El templo llama la atención por su poca altura, el pórtico que cubre el acceso principal y la cruz que lo corona. Data del siglo XVIII.
El lugar cuenta además con un cruceiro centenario que conmemora la devoción compartida de las parroquias vecinas. Cada año, ambas comunidades celebran aquí dos grandes festividades: el último domingo de mayo y el 16 de septiembre, día de San Cibrán. Estas romerías llenan el alto de alegría, tradición y unión vecinal.
Además de su riqueza espiritual, este alto alberga los vestigios de un castro milenario, aunque sus restos son apenas visibles. Muy cerca, el mirador de San Cibrán de Guláns, parte de la red de miradores de O Condado-Paradanta, ofrece una vista aún más amplia del entorno natural.