A lo largo de la geografía gallega existen en los montes restos de lo que eran primitivas trampas para lobos que eran construidas por las personas en el rural para controlar la población de esta especia que suponía un peligro para las gestes y sus ganados. En Ponteareas tenemos un ejemplo en el Foxo do Lobo de Cillarga.
Una defensa para el pueblo
El Foxo do Lobo de Cillarga se encuentra en la parroquia de Ribadetea y, a pesar de ser una trampa bastante antigua, no fue redescubierta hasta hace relativamente poco, en el año 2020 en medio de una plantación de la especia invasora del eucalipto.
La construcción de esta trampa es la tradicional. La forman dos muros que se van estrechando en forma de V y que rematan en el conocido foso, lo mejor conservado, y en el que vemos el mura de mampostería que refuerza las paredes que fueron excavadas en el suelo del monte. El lobo entraba en el foso y se quedaba allí atrapado a la espera de un final que bien podría llegarle por un tercero que lo rematase desde arriba, por inanición por los pinchos que se ubicaban en el propio foso.
Actualmente este tipo de trampas ya no son necesarias y, por desgracia, la población de lobos en Galicia es bastante más reducida e incluso arroja datos alarmantes.