En la entrada de la pequeña localidad de Cangues, concello de O Irixo se ubica la Iglesia de Santo Estevo, un templo que combina siglos de historia y arquitectura. Junto a la iglesia, aunque en ruinas, yace la antigua casa rectoral, testimonio del paso del tiempo en esta encantadora aldea.
Respeto a su estructura medieval pese a las reformas
Además de su valor artístico, la Iglesia de Santo Estevo es un ejemplo de cómo las reformas han respetado, en parte, la esencia románica inicial. La restauración reciente ha dejado al descubierto la piedra original, otorgando una nueva vida a este espacio de recogimiento y belleza arquitectónica.
Construida inicialmente en el siglo XII, esta iglesia es un ejemplo vivo de la transición entre el estilo románico y las influencias barrocas que marcaron sus reformas. Su estructura original, que incluía una única nave rectangular con un ábside más estrecho, ha sufrido ampliaciones y modificaciones significativas a lo largo de los siglos. Sin embargo, elementos clave del edificio románico aún sobreviven, como el arco triunfal semicircular que da acceso al presbiterio y varios tramos de los muros laterales.
En el interior, destacan los capiteles decorados con motivos vegetales y figuras talladas, como la cara grotesca en uno de ellos, que despiertan la curiosidad del visitante. Los detalles esculpidos reflejan una minuciosa atención al arte medieval y la "horror vacui" (miedo al vacío) de la época, en la que cada espacio disponible se llenaba de ornamentos.
La iglesia también conserva una ventana saetera, hoy tapiada, que iluminaba el templo antes de la incorporación de un imponente retablo barroco en el presbiterio. En el exterior, una pila bautismal de granito, ahora en desuso, aporta un aire melancólico al conjunto, recordando tradiciones que se remontan siglos atrás.