En el municipio de Rodeiro, en la provincia de Pontevedra, se puede visitar la Iglesia de San Vicente, un claro ejemplo del románico rural que ennoblece la arquitectura religiosa gallega.
Románico rural en constante evolución
Esta iglesia nos transporta al siglo XIII. La de San Vicente de Rodeiro es un ejemplo de cómo los estilos arquitectónicos tradicionales evolucionaron al incorporar influencias más avanzadas, como el uso del arco apuntado.
La estructura de la iglesia es sencilla pero cargada de simbolismo. Su planta consta de una única nave conectada con el ábside mediante un imponente arco triunfal. Tanto la nave como el ábside están cubiertos por techos de madera a dos aguas, un detalle típico de la época. Los muros, construidos con bloques de granito dispuestos en hiladas regulares, reflejan la solidez y durabilidad de las edificaciones medievales.
La fachada principal, austera y elegante, sufrió modificaciones en su espadaña, que fue reemplazada por una versión barroca. Destaca su puerta central con mochetas decoradas geométricamente y un curioso tímpano semicircular con inscripciones casi ilegibles que han generado debates entre historiadores sobre su datación. Sobre la puerta, una saetera permite la entrada de luz al interior.
El muro norte llama la atención por sus once canecillos decorativos. Estas pequeñas esculturas de granito, aunque de acabado tosco, presentan figuras humanas, animales y motivos geométricos que reflejan tanto la vida cotidiana como la sátira hacia el clero y los rústicos. Por su parte, el muro sur es más sobrio, con canecillos de diseño simple y una saetera actualmente cerrada.
El interior de la iglesia conserva la esencia románica, con un arco triunfal de líneas limpias y una iluminación suave proveniente de tres estrechas saeteras.