La Ribeira Sacra, un rincón mágico de Galicia, revela su esplendor natural donde los ríos Miño y Sil esculpen un paisaje de cañones, bosques y viñedos. Más allá de su belleza natural, este lugar alberga un tesoro histórico y artístico, especialmente el románico, evidente en sus iglesias, monasterios y ermitas. La iglesia ubicada en O Saviñao de San Antonio de Ribas de Miño es uno de estos ejemplos.
Fundada en el siglo X
Una joya románica destacada es la Iglesia de San Vitorio de Ribas de Miño, ubicada en la parroquia homónima en O Saviñao, provincia de Lugo. Fundada en 929 por el abad Veremundus Páez, esta iglesia, construida en el último cuarto del siglo XII, presenta una planta rectangular con nave y ábside, separados por un arco triunfal de medio punto apoyado en columnas con capiteles decorados.
Lo que más llama la atención de esta iglesia es su fachada principal, que tiene una puerta con tres arquivoltas que descansan sobre columnas con fustes lisos y capiteles con motivos vegetales y geométricos. Sobre la puerta hay una ventana con arco de medio punto y dos columnas a los lados. El conjunto se remata con una espadaña de dos huecos con campanas.
San Vitorio de Ribas de Miño forma parte de la ruta del románico en la Ribeira Sacra, que incluye otras joyas como Santo Estevo de Ribas de Miño, San Paio de Diomondi y Santa María de Pesqueiras. Estas iglesias narran la rica historia y cultura de esta región en la Edad Media, un periodo de intensa actividad monástica y artística.
Visita previa reserva
Aunque el interior requiere una visita guiada al estar cerrada al público por libre, vale la pena reservar una visita con guía oficial solo por explorar sus tesoros, como la cruz de plata rococó, custodia de oro y plata, la talla de Nuestra Señora del Rosario y un incensario barroco. El retablo mayor, con la imagen de San Vitorio, un mártir romano del siglo IV, también destaca.
La imagen del santo titular, San Vitorio, es una escultura de madera policromada que representa al mártir romano del siglo IV, que fue decapitado por negarse a renunciar a su fe cristiana. Se le suele representar con una palma y una espada, símbolos de su martirio. La imagen se encuentra en el retablo mayor, que tiene un estilo neoclásico y fue realizado en el siglo XVIII.
En cuanto a la cruz de plata de estilo rococó que se conserva en la iglesia, es una obra de gran valor artístico y religioso, que fue donada por el obispo de Lugo, fray Juan Antonio García y Montenegro, en el año 1768. La cruz tiene una forma ovalada y está decorada con motivos vegetales, geométricos y angelicales.