En Monterroso (Lugo), se encuentra la Iglesia de Santa María de Tarrío, un pequeño pero interesante templo que destaca por su historia y su arquitectura románica bien conservada.
Un templo románico sobre los restos de otro más antiguo
Aunque la iglesia actual data de los siglos XII y XIII, se cree que su ubicación fue previamente ocupada por un templo prerrománico de los siglos VI o VII, lo que la convierte en testigo de siglos de espiritualidad y tradición.
Construida principalmente en granito, esta iglesia posee una estructura sencilla pero encantadora, con una planta rectangular y un presbiterio cuadrado. Su nave cuenta con pequeñas ventanas saeteras que aportan un aire de misterio y solemnidad. La portada principal es una obra maestra del románico, con un arco de medio punto adornado por arquivoltas y columnas con capiteles decorados con motivos vegetales. Encima de la entrada, un tragaluz deja pasar la luz al interior, un detalle típico de este estilo arquitectónico.
En el exterior, la iglesia está rodeada por un muro de cantería que alberga cruces y un sencillo crucero. Este detalle funciona como un "vía crucis" al aire libre. En el interior, destaca la pila bautismal prerrománica, que ha sido adaptada con un pie moderno para su conservación y uso.
Pese a las modificaciones realizadas en épocas más recientes, como la sacristía añadida en el presbiterio y la reforma de la espadaña que ahora cuenta con un campanil, la iglesia mantiene su esencia románica, ofreciendo una experiencia única a los visitantes interesados en el arte, la historia y la espiritualidad.