En la pequeña localidad de Sandiás, en la provincia de Ourense, nos encontramos un monumento arquitectónico poco común en Galicia: la Iglesia de Santo Estevo de Sandiás. La visita tiene su valor tanto por su monumentalidad exterior como por su belleza interior.
Un retablo mayor de gran valor
Este templo, de estilo gótico tardío, fue construido antes de 1520 por Bartolomeu de Nosendo y destaca tanto por su sencillez como por la riqueza de sus detalles artísticos. La iglesia cuenta con una única nave y un presbiterio de planta cuadrada. En su interior, los arcos torales descansan sobre columnas adosadas a los muros, cuyos capiteles muestran refinados motivos renacentistas. Una elegante cornisa en el ábside, adornada con hojas trilobuladas y sostenida por pequeños canecillos, completa esta impresionante composición.
Uno de los elementos más fascinantes de la iglesia es su portada de estilo manuelino, un diseño singular que combina arcos rebajados y arquivoltas con elaborados detalles. El juego de líneas quebradas y los florones ojivales que coronan el conjunto revelan la maestría de los artistas que la realizaron.
Pero sin duda, el gran protagonista es el retablo mayor, realizado entre 1603 y 1607. Diseñado por Francisco de Moure, uno de los más destacados escultores gallegos del siglo XVII, este retablo es un ejemplo excepcional del estilo tardo-manierista. Dividido en dos cuerpos y tres calles, presenta figuras como las de San Pedro, San Pablo, San Francisco y Santo Estevo, además de pinturas manieristas como las de La Anunciación y La Visitación, descubiertas durante una reciente restauración.